°50° ¿Se puede no enamorar?

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-¿Y, qué tal? -pregunte bajando las escaleras.

-¡¿Qué has hecho con mi hija?! -exagero mamá empujando levemente el hombro a Abbie.

-Milagros, y con la ayuda de miles de personas -dijo Abbie. Haciéndome recordar el momento vergonzoso que me hizo pasar en un tienda de vestidos, la cual no paraba de preguntar a los trabajadores de que aquel vestido ,por encima de mi rodilla, color blanco con adornos brillante de color dorado, me quedaba bien. Incluso salio de la tienda y trajo unas cuantas personas.

-Lo que me hizo pasar -me queje juntándome con ellas en la sala principal.

Abbie llevaba un vestido realmente hermoso, era color celeste de distintos tonos con accesorios que le favorecían, realmente se veía hermosa.

-Era necesario, traería mil personas más para demostrarte que ese vestido queda muy hermoso en ti -se defendió mi amiga.

-Y es verdad cariño, te queda hermoso -dijo mamá apoyando su mano en mi hombro-.Y ni hablar de Abbie.

-Uff, esta ardiente -exagere empujándola -.Todo por Paul -susurre solo para ella.

-Chistosa, señora Phillips.

-¡Oye! -grite atacándola con la mira.

-¡Hare que no escuche eso! -grito mamá desde la cocina.

-Chistosa, ¿tienes los sombreros? -pregunte acercándome al ventanal que daba vista al vecindario.

-Si, combina más con el tuyo que con el mío -dijo Abbie poniéndose el sombrero de panda en su cabeza.

-¿Con que zapatos iras, Marissa? -pregunto mamá.

-Magdalenas -conteste.

-¡¿Qué?! -gritaron mamá y Abbie a la misma vez.

-No pienso ir en tacones -avisé.

-Pero yo te compre un par.

-Te advertí que no me lo pondría.

-Pero te lo he comprado para la ocasión.

-¡Relajasen chicas! -grito mamá tratando de calmar la atmósfera.

-¿Acaso no es suficiente que haya dejado que me maquilles? -pregunte señalando mi rostro.

-¡No! -grito Abbie cruzándose de brazos.

-¡Basta! -grito mamá, tiempo después el sonido del timbre resonó en toda la casa.

-Son ellos -aviso Abbie. Sin esperar a que me acerque ya abrió la puerta principal, dejando toda mi casa al descubierto, y lanzándose en los brazos de Paul.

-¿Es eso una limusina? -pregunto mamá.

¿QUÉ?

-¿Como es que, eso, ah? -pregunte cuando llegue donde estaba Adam.

-Te ves hermosa -contestó.

-Yo no te pregunte eso -me quejé.

-Oh, si -carraspeo su garganta y alboroto su cabello-.Convencí a Paul para poder alquilarlo, ¿lista para irnos?

-Te ves guapo -dije de la nada.

-Yo no te pregunte eso -dijo Adam, me ruboricé pero luego ambos reímos muy fuerte.

-¿Sin el set completo? -pregunto Paul al señalar mis pies descalzos.

Oh, los zapatos.

-¡Si, eso! -conteste golpeando mi frente. Corrí de vuelta dentro de casa y subí a mi habitación. Cogí unas magdalenas color negras con flores de color rosado. Cuando baje los escalones, me encontré a mi mamá intercambiando palabras con Adam.

¿Se puede no enamorar?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora