Marissa PDV'
-Gracias -dije sonriente a la chica que se retiró y me dejo como propina su cambio. Cogí la taza y lo coloque en la bandeja, recogí el cambio y me lo guarde en mi bolsillo trasero, saqué el trapo amarillo y empece a limpiar la mesa sin dejar rastro de alguna suciedad.
Me aleje de la mesa para poder ir hacia la cocina y dejar las cosas sucias en el trasto, así Enrique tenga más tiempo para pasar en el café.
-¡Maldición!. El local esta apuntó de cerrar, ¿por qué diablos sigue llegando gente? -se quejó cuando deje más tazas por lavar al costado suyo.
-Alguien es un imán de clientes -bromeo Emilia, la chica que hace los pasteles más deliciosos del mundo. Llevo ya 2 días en este trabajo y me va de maravilla, hasta ya he pensando en venir a empacar acá.
-¿Qué hora es? -pregunte mientras robaba una cereza y me lo metía a la boca.
-8:30 -aviso Emilia-.Yo cerrare -asentimos y la vimos marcharse.
-Te ayudo -le avise a Enrique mientras lo empujaba levemente con mi cadera-. Falta música -reclame, me acerque a donde se encontraba mi mochila tirada, prendí mi célula y pude ver señales de llamadas pérdidas y mensajes, lo ignore y puse mi lista de músicas favoritas subiéndole el volumen máximo, Fancy de Iggy Izalea apodero la cocina, Enrique empezó a mover el trasero mientras lavaba los platos.
Cogí el trapo para secar las cosas y la empecé a tirar hacia arriba en forma "sensual", me acerque donde Enrique y empece a coger las cosas que lavaba para secarlas y luego dejarlas en su lugar.
-¡Hey! -grito Emilia haciendo señas de que apague la música, hice un puchero y corrí hacia mi mochila, cogí el celular y apague la música, empece a revisar de quienes eran aquellas 5 llamadas perdidas, ¿Jackson?-. Hay un chico afuera, esta bien guapo.
-¿Un chico? -pregunte dejando mi celular dentro de la mochila y terminando de colocar los trastos en su lugar.
-Si, creo que le pediré su número.
-No sí yo lo hago antes -bromeo Enrique.
-Creo que ya me voy -avise, me saqué mi delantal que tenía el logo de la cafetería y la deje colgada en un gancho, deje mi celular en mi bolsillo trasero, cerré la mochila y la acomode entre mis hombros-. Hasta mañana -me despedí saliendo de la cocina, me acerque corriendo hacia la salida del local y la empuje.
Pude ver a Jackson sentado en posición feto frente a la cafetería apoyado en un poste. Me acerque a él, parecía que esta dormido.
-¡¿Hey?! -le grite mientras lo movía con mi pie, haber si encontraba señales de vida, reacciono de inmediato, alzó su rostro, estaba con los ojos entrecerrados para luego empezar a sobarlos con sus manos.
-¿Ah?, hola -respondió algo cansado.
-¿Qué haces acá, y tan tarde? -pregunte acomodándome a su costado, saqué mi chal de mi mochila y se lo pase por espalda, mi chal es demasiado largo que parece una manta.
-Bueno, sucedió algo y pues, quería verte.
¿Sucedió algo?. ¿Quería verme?. ¿A mi?.
-¿Desde qué hora estas acá? -le pregunte.
-Desde que entraste a trabajar, tal vez.
-Oh -fue lo único que pude pronunciar, volteo a verme y luego de paro de manera brusca.
-Olvídalo, esto es un error. Será mejor que me vaya -dijo entregándome mi chal. Negué con la cabeza.
-Jackson -le reproché. Dejo qué mi chal cayera al suelo y se empezó a alejar, me paré ya algo furiosa ¿para esto era?, ni siquiera dije algo con lo que le ofendiera ¿o si lo ofendo?, dios, no entiendo a este chico, y yo pensando que las mujeres somos más complicadas-.¡Jackson! -grite, vi que se quedo quieto y luego volteo para que nuestros ojos se encontraran.
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¿Se puede no enamorar?
HumorChica de 17 años, expulsada de su escuela, o bueno, su ex escuela. Esa soy yo, Marissa White. Aparte de que mi apellido es blanco, tengo que aclarar que no soy blanca y sigo en proceso de convertirme en un unicornio; tengo que empezar mi ultimo año...