Novia de las Tinieblas

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Hermione apareció en el despacho del director, pero al encontrarlo vacío se trasladó a la mazmorra. Al tampoco hallar a Snape en ese caos quieto, apareció cerca del Cuadrado.

Algo ocurrió con la diferencia en el correr del tiempo, porque en Hogwarts era noche cerrada siendo que debía ser más temprano, en realidad segundos después que ella se fue. Pero el sol estaba oculto tras la línea del lago. Pensó que lo sucedido en la mansión desajustó los cronómetros y en el castillo había transcurrido un lapso mayor del esperable.

Aterrada ante la posibilidad de haber llegado tarde, buscó a algún profesor para preguntarle por Snape, pero sólo vio a alumnos de pie y silenciosos en torno de hogueras encendidas. En algunas aulas, estudiantes dormitaban abrazados, confundidos unos con otros. Caminó por pasillos que tenían una alfombra de pergaminos pisoteados, trozos de libros de texto mojados, y mobiliario destrozado y volcado, como si la bacanal hubiera durado una intensa noche y hoy fuera la siguiente o más.

La mayoría de los corredores por donde pasó estaban a oscuras. No parecía haber sitio sin grafiti enormes. Y notó que eran Slytherin los que estaban afuera, ella ignorando a aquellos con quienes se cruzó. Eso la llevó a pensar que los de otras casas estaban juntos en otra parte del castillo. Los Slytherin deban impresión de haber sido excluidos o negarse a asistir a algún lugar.

Se encontró con un grupo de Hufflepuff que se disponían a tomar el pasadizo hacia Hogsmeade. La castaña notó que la miraban raro, pero lo atribuyó a las noticias de Voldemort y a su estatus de enemiga pública de toda facción posible. Se enteró por ellos que había pasado un día completo desde que se fue, pero intuyó que en el desajuste de la ira y terror de Voldemort por la destrucción rápida de varios horrocruxes, no fue un lapso decisivo, sino horas que a él le tomó reunir a sus sirvientes y aliados que no podían desplazarse por medios mágicos.

Apresurada, les desaconsejó ir a Hogsmeade, desdeñando que su conocimiento pareciera sospechoso. Le importó más la seguridad de los chicos. Les dijo que a estas horas Hogsmeade o estaba destruido o plagado de mortífagos y de licántropos. Les dio algunas ideas sobre cómo protegerse si querían ir por campo abierto... Lo que ella habría hecho de haber dejado Hogwarts con Harry y Ron. Habló poco, los dejó pensando en cómo escapar y fue rápidamente a donde le dijeron, nuevamente con sus extraños medios silencios, acerca de dónde podía estar Snape: En la Torre de Ravenclaw.

Snape, suspendido de su reclusión en Warwick, en efecto se hallaba en Hogwarts, no muy lejos de donde lo buscaba Hermione para alertarlo y buscar con él una solución. Snape se encontraba en el castillo por orden de Voldemort. Amycus alertó que Harry estaba en el colegio y se ordenó a Snape atrapar al Gryffindor. La orden era matarlo antes de la llegada de las huestes, pero el objetivo real de Snape era hablar con Potter. Lo decidió porque como el final de él mismo se avecinaba ya no tenía caso guardar ningún secreto. Por eso y ante la inminencia del ataque, Snape necesitaba contarle las revelaciones hechas por Dumbledore. No quería dejarlo ir al matadero sin esa pieza de información. ¿Quién sabe?, pensaba Snape en el conocimiento fragmentario que tenía. Potter podía saber algo que sumado a la revelación de Dumbledore, le ahorrara morir. Poco importaba si esto era la revelación del último instante, ni si Potter no creía de entrada o lo maldecía. Era darle una oportunidad.

Con eso la verdad de él mismo, Snape, e incluso su verdad personal guardada con tanto afán, serían conocidas por Harry. Pero estaba dispuesto a renunciar a su mayor secreto con tal de ayudar al hijo de Lily, quien peligraba como nunca.

Andando veloz por los recintos y galerías desquiciadas de un castillo condenado a ser casi demolido en el corto plazo, Snape sentía con mayor fuerza la presencia de Hermione alrededor suyo. La chica para él estaba tan unida al aire del colegio, que tenía la sensación de que volvería a oler su perfume y oír su voz en cualquier momento. Pensó que en condiciones normales, sin Hermione, el castillo se habría vuelto insoportable para él. No habría podido seguir como director, por el puro peso de la ausencia de la Gryffindor. Y aunque la situación era extrema, le extrañaba y le dolía no hallarla en el siguiente corredor -solamente cruzar el claroscuro y el caos.

Fetish SlytherinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora