¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Uno... Dos... Tres... Seguí contando cuántos golpes me daba mi madre con uno de los cinturones que hacía tiempo que había comprado para torturarme. Después del primer golpe con su propia mano, vino el segundo, el cual me rompió el labio inferior, después un tercero con la hebilla del cinturón en mi ceja, también me rompió la ceja. Luego comenzó a azotarme con el cuero del cinturón, me hice bola en el suelo intentando proteger mi vientre. Por nada del mundo podía permitir que hiciera daño a mi bebe. Las lágrimas ni siquiera salían, solo podía pensar en él, en mi hijo. Solo quería su seguridad. Dejé que mi madre acabara de golpearme, recé para que después de esto no me encerrara en el armario sin comida y con unas solas gotas de agua. Quince minutos después de comenzar a golpearme, paró.
-Ahora acuéstate, por supuesto no cometas y mañana iremos a que te saquen ese bastardo de ahí.
-Mi hijo no es ningún bastardo. - no sabía cómo habían salido esas palabras mi boca y deseé no haberlo hecho.
Mi madre me agarro del pelo por la nuca y me levantó del suelo de un solo tirón, acercó mi cara a la suya tan cerca que podía respirar su olor.
-Escúchame bien niña, sé que ese imbécil de Frank te ha dejado, si no lo hubiera hecho ahora yo tendría una pensión de por vida gracias a ese bastardo. - hizo hincapié en esa palabra. - Pero como no es así, mañana mismo te llevaré a cualquier médico que haga abortos. ¿Me has oído bien? - dándome un empujón en la cabeza hacia delante me soltó y se fue. Cerró la puerta con llave para asegurarse que no podría salir de Ka habitación.
Fui al baño de mi habitación y apoyé las manos sobre el lavabo, me costó mirarme al espejo porque sabía lo que había. Pero tuve que hacerlo para limpiar todas las heridas. Después de haberme duchado y quitado, como pude, todos los trozos de camisa que se me habían pegado por los latigazos del cinturón, me volví a vestir y empecé a empacar lo necesario para llegar a Montana. Mi madre me había cerrado con llave, pero no se le ocurrió que podía salir por la ventana, como había hecho otras veces para encontrarme con Frank a escondidas.
Cogí mi bolsa de deportes con algo de ropa, el test de embarazo y la primera ecografía de mi bebé, no sabía por qué mi madre no la había roto. Quizás porque pensaba usarla para torturarme en un futuro después de obligarme a abortar.
Ya en el medio tejado,que daba debajo de mi ventana, lancé la bolsa con mis cosas intentando no hacerruido. Bajé con cuidado hasta asegurarme de estar lo más cerca posible delsuelo. Di un pequeño salto y caí de pie. Me dolía el cuerpo, tanto que parecíaque un camión acababa de atropellarme y pasarme por encima día veces. Caminé como pude hacia donde había dejado mi coche. Cuando lo vi, una sensación de alivio surgió en mi interior. Lo abrí, dejé la bolsa en los asientos traseros y me dirigí al asiento delconductor. Arranqué y puse rumbo a Montana en el GPS de mi móvil, me alegré dehaber cargado saldo en el móvil ese mismo día.
*********** N/A
Capítulo diez. Alice por fin pone rumbo a su libertad. Espero que os esté gustando la historia por ahora. Intentaré subir capítulos cada día ;)
Me haríais un gran favor dando me gusta y comentando.