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Las 7:30...
La reunión con Frank era a las 10 de la mañana. Pero yo llevaba despierta desde las 6. Noah estaba a mi lado dormido abrazado a Emma, mientras yo los miraba dormir. Fui a por ella cuando me desperté, necesitaba estar con ella. Absorber su olor a bebé, mirar su hermosa carita y sus manitas regordetas. Acaricié su cara. No podía dejar de mirarla.
-Todos saldrá bien cariño, no vas a separarte de mamá. - susurré.
Acaricié la mano de Noah que estaba sobre la barriguita de Emma. Me levanté de la cama para ir a la ducha. Me desvestí y entré en ella. El agua recorría mi cuerpo. Miré hacia arriba dejando que el agua corriera por mi cara. Me sobresalté cuando noté unos brazos rodeando mi cintura.
-Me has asustado. - le dije a Noah.
-Lo siento mi amor. Escuché la ducha y no pude evitar venir.
Noah apartó mi pelo hacia un lado y comenzó a darme besos por el cuello. Agarró mis pechos y pellizcó mis pezones. Sentí su dura erección en mi baja espalda. Jadeé.
Noah bajó las manos hasta mi sexo. Masajeó mi clítoris e introdujo un dedo en mi interior. Abrí las piernas instintivamente. Gemí.
-En silencio nena.
Noah sacó el dedo de mí y me giró. Me besó en la boca y volvió a mi centro. Agarró una de mis piernas sobre su brazo, me introdujo otro dedo. Noah sabía dónde tocar para hacerme venir. Acallé mis gemidos en su hombro. Noah aceleró la penetración con sus dedos. Le mordí el hombro, él gruñó y me vine en sus dedos.
Se posicionó con la cabeza de su polla en mi entrada y de un empujón la introdujo toda. Empezó a embestirme mientras me apoyaba en la pared de la ducha. Mi pierna seguía colgada en su brazo.
-Mira hacia abajo nena.
Obedecí y vi como su polla desaparecía en mi interior, aquello me pareció tan excitante que gemí. Noah puso su mano libre en mi boca.
-En silencio.
Asentí. Volví a mirar hacia abajo, me vine de nuevo y Noah no tardó en seguirme. Nos terminamos de duchar.
Estando aun en el baño, miré el hombro de Noah y lo toqué donde le había mordido. Tenía una pequeña marca.
-Lo siento cariño. - le dije.
Noah se volvió hacia mí y agarró mi vara entre sus manos, me besó la nariz y luego los labios.
-Tranquila, no me duele. Pero me debes una, tú me has marcado. No creas que no haré lo mismo contigo. - gemí ante la idea de que Noah me marcara. Quería que lo hiciera.
Me vestí y bajé a preparar el desayuno. Noah se quedó en la habitación para despertar a Emma.
Bajaron a los pocos minutos y nos sentamos a la mesa. Después de desayunar Noah fue a bañar a Emma y vestirla. Yo me quede recogiendo el desayuno y limpiando lo que habíamos ensuciado.