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Frank me siguió hacia el jardín trasero de la casa. No iba a dejarlo entrar y que viera a Emma, no tenía ningún derecho. Decidí que hablaría con él para aclarar las cosas. Quería decirle que si venía a exigir algún derecho sobre ella se lo iba a negar. Se que no estaba bien. Pero no iba a permitir que hiciera daño a mi bebé. Jamás le permitiría que le hiciera lo que me hizo a mí.
-Bien, tienes cinco minutos. - le dije.
-Muñeca. - dijo levantando sus manos para agarrarme por la cintura, pero le aparté las manos. - no seas así Alice.
- ¿Que no sea así? ¿Tengo que recordarte cómo me trataste cuando te dije que estaba embarazada? ¿O que me estuviste engañando durante toda nuestra relación? - le grité.
-Cometí un error. Lo admito. No debí hablarte así, pero estaba asustado. - solo se arrepentía de haberme tratado mal, no de haberme engañado.
- ¿Y crees que yo no?
Sus palabras me estaban cabreando mucho, quería golpearlo.
-Lo siento ¿vale? La cagué, pero te he echado de menos y he venido aquí para llevarte conmigo.
- ¿Llevarme contigo? - ni siquiera había nombrado a Emma. Sólo vino a por mí.
-Sí, te quiero muñe...- lo fulminé con la mirada y se calló.
-No te amo Frank, creo que lo hice en algún momento, pero tú destruiste lo que había entre nosotros. No voy a irme contigo a ningún lado. Ni siquiera sé cómo me has encontrado.
-Fue fácil. Contraté a un detective hace un mes. Él te encontró. Te fuiste lejos, pero no te ocultaste muy bien. No te cambiaste ni de nombre.
Un llanto sonó dentro de la casa. Era Emma.
- ¿Ese niño que llora es tu hijo? - dijo Frank.
No estaba aquí por mí, no me quería. Algo estaba tramando.
-Sí, es mi hijo. - no quise darle más detalles de Emma.
-No deja de llorar ¿no hay forma de que se calle? - le di una bofetada. - ¿A qué ha venido eso zorra? - me gritó.
-Te lo merecías, eso y mucho más. Eres un hijo de puta Frank, te odio. Y si de verdad me quisieras jamás habrías venido con ella. Tú mejor que nadie sabe todo lo que me hizo y te atreves a traerla a donde yo estoy y lo que es peor a dónde está mi bebé. No quiero saber por qué estás aquí, no me interesa y sé que no es porque me quieras. Alguien como tú no sabe amar. - me di la vuelta para ir junto a Noah. Necesitaba sentir su tacto.
- ¿Y crees que ese granjero si te ama? - me volví para fulminarlo nuevamente con mi mirada.
-No te atrevas a insultar a Noah. Él se ha comportado conmigo y con mi bebé como tú jamás lo habrías hecho.
-Él no es el padre, soy yo. Y podría quitarte a ese niño.
- ¡Atrévete! ¡Vamos hazlo! Entonces vas a conocer mi lado malo. Iré a la prensa y contaré todos tus secretos, le contaré a todo el mundo que abandonaste a tu novia embarazada, que la amenazaste con quitarle a su hijo y entregárselo a un monstruo. ¡No vuelvas a amenazarme Frank! Ya no soy la Alice que conociste y por mi bebé soy capaz hasta de matarte. Total, aquí en el rancho hay demasiado terreno para enterrarte y los Clark jamás me delatarían.
Vi como Frank temblaba. Me di la vuelta y una sonrisa de orgullo se produjo en mí.
Caminé rápido hacia Noah. Lo vi discutiendo con ella...
- ¡No es su madre! ¡Una madre jamás le haría lo que usted le hizo! - sabía a lo que se refería.
- ¿De qué estás hablando hijo? - dijo Jason.
Llegué al lado de Noah y agarré la mano que tenía libre. Me miró y vi como su ira se calmaba. Asentí para darle permiso de contarle a sus padres y todos los presentes la conclusión a la que había llegado, acertadamente.
-Fue ella quien golpeó a Alice, su espalda...- su pecho subía y bajaba a toda velocidad. - fue ella... Cada una de las heridas que Alice tenía las infligió ella. - la expresión de mi madre no cambió.
Todos se quedaron en silencio.
-Mi hija necesitaba disciplina.
- ¿Disciplina? ¡Así no es como se educa a un niño señora Cooper! - gritó Lily, algo que me sorprendió porque ella siempre era muy calmada. - es usted un monstruo. No merece tener una hija y menos como Alice.
Noah me pasó el brazo por encima de los hombros para acercarme a él. Me acurruqué a su lado y me impregné de su olor. El miedo se iba de mi cuerpo, la seguridad se establecía.
Mi madre dio unos pasos hacia mí y me agarró del brazo. Noah respondió rápidamente agarrándome del otro para atraerme hacia él nuevamente.
-Suéltala...- dijo mi madre enfadada.
-No. Suéltela usted. Alice pertenece a este lugar, a mi lado.
-Mira muchachito, me llevaré a mi hija de aquí con o sin tu consentimiento. No lo necesito. Ella me pertenece. - di un tirón del brazo que mi madre me tenía agarrado y me solté.
-No soy un objeto Francine. Dejaste de ser mi madre desde el día en que casi matas a mi bebé. - noté como Noah me miraba con confusión, me acerqué a él y lo miré de vuelta para seguir hablando. - el día que se enteró que estaba embarazada me golpeó con el cinturón, de ahí las heridas en mi espalda, tuve que proteger mi vientre para que el bebé ni se llevara ningún golpe. - las lágrimas comenzaron a caer por mis mejillas recordando aquel día. - ella siempre me había golpeado, aunque no como esa vez. Frank. - lo miré. - lo sabía. Él sabía lo que mi madre me hacía y no dudó ni un momento en amenazarme con quitarme a mi bebé y dárselo a ella para que le hiciera las mismas cosas que a mí. - me sequé las lágrimas con mi mano. Ellos no merecían ni una.
- ¿Qué clase de monstruos sois vosotros? - espetó Jason enfadado. - ¡Fuera de mi rancho y no volváis! Alice es una Clark y si se os ocurre volver llamaré al sheriff.
-Algún día te arrepentirás de quedarte aquí en vez de venir conmigo Alice - me dijo Frank antes de subirse al coche.
Mi madre solo me miró de arriba abajo y se subió al coche con Frank.
Sentí un gran alivio cuando vi como el coche desaparecía en el camino.
Noah me agarró de la cintura y me apretó en su pecho.
Definitivamente iba a recordar el primer cumpleaños de Emma, pero no como algo malo, sino como mi liberación. Por fin era libre de mi pasado. O eso creía.
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Capítulo treintaitrés.
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