Noah Clark [DISPONIBLE EN FÍSICO]

𝓒𝓪𝓹𝓲𝓽𝓾𝓵𝓸 🏵 𝓿𝓮𝓲𝓷𝓽𝓲𝓼𝓲𝓮𝓽𝓮

Jason me había dejado salir hoy antes del trabajo.

Cuando llegué al porche de la casa oí a un hombre cantando Hush Little Baby me resultó extraño, pero esa voz la conocía. Era Noah. Me asomé por la ventana que daba al salón. No podía imaginar que a quien estaba cantando era a mi hija mientras la mecía en sus brazos. Mi boca se abrió y el corazón comenzó a latirme rápido.

Noah estaba durmiendo a mi hija. La imagen de ese hombre rudo que odiaba a los niños desapareció de mi mente y en su lugar se posó la de un hombre dulce y amoroso. El corazón me dio un vuelco.

Ya me había dado cuenta que mi hija tenía una debilidad por Noah. Cada vez que lo veía gritaba de felicidad, los ojos le brillaban y alargaba los brazos para que él la cogiera. Pero creí que él pasaba de ella cuando no le hacía caso. ¿Se refería a esto Noah cuando me dijo que estaba cambiando por mí?

¿Tanto le gustaba yo?

Entré por la puerta con cuidado para no hacer ruido y la imagen fue mucho mejor que la que vi por la ventana. Noah estaba en el sillón de su padre sentado con Emma en sus brazos. Le acariciaba el rostro mientras seguía tarareando la nana. Me daba pena interrumpir aquel momento. Así que simplemente crucé la sala hasta la cocina.

Me serví agua mientras repetía en mi cabeza la imagen de Noah cantando a mi niña.

Fui hacia mi habitación, en silencio, para darme una ducha.

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Un rato después salí, ya duchada y vestida, hacia el salón. Pero no encontré ni a Noah, ni a Emma ni a Pancake. Fui a la cocina y vi a Lily con Emma ya despierta.

-Hola Alice. - me saludó Lily.

- ¿Hola? - dije confundida.

- ¿Ocurre algo?

-No, nada. - tenía pensado seguir disfrutando de la imagen que Noah me había regalado sin darse cuenta. Pero ya se había marchado cuando salí de la ducha.

Ojalá viniera a cenar.

Un momento.

¿Por qué quería que viniera a cenar? Nunca había querido.

-Lily. - ¿qué estoy haciendo?

-Dime cielo

-Me preguntaba si Noah vendrá a cenar esta noche. - Lily levantó la mirada de Emma hacia mí, parecía confusa. No, no lo parecía, lo estaba.

- ¿Por qué lo preguntas?

- ¡Oh! Por nada importante. Solo curiosidad.

-Cielo, sé que Noah no es santo de tu devoción. De hecho, él también lo sabe. Por eso ha estado evitando venir a la casa. Pero me gustaría que ambos hicieran un esfuerzo por llevarse bien. No digo que seáis los mejores amigos. Pero amo a mi hijo y también te quiero a ti. Por eso deseo que ambos estén cómodos con la presencia del otro.