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Valentina ya tiene trabajo.

Y no, no es exactamente de lo que le gusta pero sí es con el chico que le gusta.

Es que han pasado muchas cosas en solo un mes. En serio.

Maxi y Valentina oficializaron. Por increíble que parezca.

Agustín volvió con ese viejo amor que no olvida y Martina y Michael comenzaron con los preparativos para la boda.

Para mí son muchas cosas.

Y eso que no he mencionado nada respecto a mí...

Digamos que mamá me convenció de asistir a un club de lectura y ahora tengo un montón de libros por leer que no he terminado porque me distraigo mucho y prefiero buscar las películas de los libros y dar mis resúmenes de ahí.

Ilegal, deshonesto... Per justo como a mí me gusta.

Y bueno, en ese club de personas he conocido a amigos con  quienes he salido en un par de ocasiones y todo parece volver a su cauce normal de siempre.

Es solo que me acostumbré tanto a ciertas cosas que ya no tengo que se me dificulta disfrutarlo por completo.

Un mes sin hablar con la persona que se había vuelto parte esencial de mi vida es todo un caos.

Pero da igual, supongo que él está bien. Es obvio, o eso creo yo.

La verdad es que evito saber de él.

Sigo dolida y supongo que es porque su disculpa aún no llega. 

Y es ridículo porque él no tiene que disculparse por ser sincero y maduro respecto a sus prioridades.

Y qué más da, ya no quiero pensar en él o el caos seguirá en mi mente.

—¿Cómo te va con eso?

Sonrío viendo a mi mamá entrar a la cocina. Le muestro mi obra de arte.

—Me quedó delicioso. —relamo mis labios.— Y Agustín seguramente lo va a amar.

Hoy, volveré a verlos a todos. 

Agustín organizó una reunión de amigos por su cumpleaños. Y por supuesto no pude librarme de ir porque Valentina dijo que me ofrecí a hacer el pastel.

Lo cual por supuesto no es cierto.

—Yo lo termino, ve a alistarte porque se te va a hacer tarde.

Asiento, beso su mejilla y subo a mi habitación.

Busco en mi armario el vestido de cuadros negros y rojos que había elegido la noche anterior.

Después de bañarme me visto y me tomo todo el tiempo del mundo en secar mi cabello y plancharlo antes de maquillarme y ponerme los zapatos.

Busco mi abrigo, mis audífonos, dinero y me pongo perfume antes de bajar buscando mi teléfono.

—Pero qué preciosa. —musita mamá. Sonrío.— ¿Ya te vas?

—Ya. —confirmo mirando la pantalla de mi teléfono.— Ya llegaron por mí.

Asiente, beso su mejilla y tomo el pastel despidiéndome de ella.

Salgo del departamento.

Estoy nerviosa pero voy a intentar disfrutar esta noche tanto como pueda.

Cuando estoy abajo, saludo al novio de mi amiga y pregunto por ella recibiendo como respuesta que está en el departamento de Agustín.

Otra gran cosa que ha cambiado.

Ellas han vuelto a llevarse bien.

En todo el camino hablo con Maxi acerca del cronograma de hoy.

Almas Que No Son Gemelas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora