4

509 73 40
                                    

Sus labios abandonan los míos, sonrió mientras guarda algo en el bolsillo de mi chaqueta.

—Llámame si lo necesitas. —besa mi cuello.— Y esto, será un recuerdo para mí.

Trago saliva aún mareada por las sensaciones de hace rato mientras le veo guardarse mi ropa interior en el bolsillo de su abrigo.

Sin mediar palabra doy media vuelta y salgo del privado esperando encontrarme a un montón de gente juzgando lo que estaba haciendo ahí dentro.

Es que después de todo, haber escuchado a Emily decirme que soy bulliciosa despertó muchas teorías en mi interior.

Pero, el mundo parece estar absolutamente centrado en lo suyo así que, esperando encontrar a mi mejor amiga, camino hacia el fondo en busca del reservado de su jefe.

Y cuando entro, me alivia encontrarla en el mismo sillón hablando con Maxi y Agus.

Pero, a la vez, me siento expuesta pues porque... Eso.

Ir medio desnuda no es muy de mi estilo.

Y espero que no se me note.

—¡Karol!

Valentina se levanta luciendo aliviada, corre a abrazarme y por instinto bajo mis manos sujetando mi falda.

Realmente me da pánico que se note que no llevo nada debajo.

Ella se aleja apartando un poco mi cabello, arquea una ceja y sorprendida vuelve a poner mi cabello en su lugar.

—Vaya... —sonríe.— Te quieres ir, ¿Verdad?

Asiento, ella lo hace también y da media vuelta buscando su bolso.

—Gracias por todo, chicos. Nosotras nos vamos ya.

—Las llevaré a casa. —Agustín se pone de pie.

Valentina me mira como pidiendo autorización y yo asiento impaciente. En serio quiero irme a casa.

—¿Me permites?

Valentina le quita un pañuelo desechable a Ruggero y él se queja pero mi amiga le ignora pasándome el pañuelo.

Y yo luzco confundida hasta que me dice;

—El labial, está corrido.

Oh...

Lo limpio de inmediato, ella se pone a mi lado.

—Vamos.

—Espera, ¿Me puedes prestar tu chaqueta?

—Hace un montón de frío, mujer.

—Es que tuve un accidente. —sonrío.— Solo hasta bajar, por favor.

Me toma del brazo llevándome a un rincón de la sala.

Mi mirada recorre todo el lugar con nerviosismo, hasta que mis ojos encuentran los suyos y hago lo más maduro del mundo... Sacarle mi dedo medio.

Rueda los ojos antes de volver a centrar su atención en Mike.

Pero casi al instante vuelve a mirarme. Quiero gritarle que vaya a mirar a su abuela pero entonces Valentina me interrumpe.

—¿Dónde estabas? Te perdiste dos horas, Karol. Y perdóname que te lo diga pero luces recién desvirgada.

—Pues no exactamente. —carraspeo rascando la punta de mi nariz.

—Oh... Esa señal. —sujeta mi mano.— ¿Dejaste de ser virgen en un bar? ¿En serio?

—No exactamente. Y ya deja de hacer tantas preguntas y dame tu chaqueta.

Almas Que No Son Gemelas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora