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Las decisiones que tomes en la vida te van a atormentar por siempre...

Yo eso lo tenía más que claro, lo que me dolía y desconcertaba es que a Ruggero ni siquiera le importaba.

Cinco días exactos después de su inminente abandono, sigo viva, respiro con normalidad, sigo riendo, y sigo creyendo que sufrir por amor está sobrevalorado.

Sin embargo, me duele igual.

Porque, independientemente de la persona, las humillaciones duelen muy fuerte.

Y me enojo conmigo misma por haberme humillado así de feo. Con alguien que no lo merece.

Porque si antes pensaba que Ruggero se merecía cada pequeña partícula de mi amor, hoy renuncio a esa estúpida creencia. Hoy creo que se merece un boleto VIP para el infierno.

Nunca debió haber salido de ahí.

Porque Ruggero es peor que el diablo.

Se necesita de mucha frialdad y falta de sentimientos para hacer lo que él me hizo. Y eso es algo que jamás en mi vida voy a olvidar.

Siento y sé que perdonar a Ruggero va a ser imposible.

El rencor que le tengo es bastante grande.

Dejo caer las monedas en la caja riéndome en el proceso. Hacen un sonido chistoso e irritar a Valentina siempre viene bien.

Anda con un humor de perros porque tendrá que conocer a sus suegros. Así que si, pienso que esto será divertido.

—Ya, basta. —me detiene sujetando mis manos.

Su mirada encuentra la mía. Sonrío abiertamente mientras ella suspira.

—¿Cómo estás?

Oh...

Tocamos un tema que no me gusta.

Comenzamos a cuestionarnos cosas obvias...

—Viva. —me limito a decir.— Sigo comiendo, respirando y yendo al baño así que supongo que no me voy a morir.

—Que estúpida. —musita causando mi risa.— ¿Te puedo abrazar?

Sus palabras hacen que un pesado suspiro brote de mis labios. Es angustiante intentar fingir y que ella aún así reconozca que me encuentro mal.

Curvo mis labios en un puchero, asiento y ella me abraza pidiendo que llore si así lo necesito.

Pero niego.

Lo que yo necesito es venganza. Que él sepa que se está perdiendo de la mejor relación que pudo tener en su maldita vida.

Quiero que sepa que aunque ella sea más guapa y tenga un mejor cuerpo, lo que yo soy como persona no lo va a encontrar en nadie.

Quiero que le duela, que le atormente.

Lo siento. Es que soy escorpio.

Y aparte, así como Ruggero tenía una personalidad dormida y oculta, yo también la tengo. Es solo que la mia era bastante vengativa y con complejo de diva de película americana.

Así de mal me encuentro.

—Bueno, que bien que no quieras llorar porque tenemos clientes. —me empuja y acomoda su cabello.— Me voy arriba a buscar lo que te dije, trabaja muy duro para que me mantengas.

Le saco mi dedo medio y ella se ríe alejándose por completo.

Me acerco a la pareja que ha entrado y les sonrío antes de saludar y preguntar si van a pedir algo. Pero ellos me hacen saber que están esperando a sus amigos así que vuelvo al mostrador y atiendo a los clientes que vienen de pasada.

Almas Que No Son Gemelas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora