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Valentina Zenere.

—Ya estoy aquí.

La puerta se abre de inmediato, suspiro profundo estirando mi mano hacia ella y Karol se acerca sentándose en el borde de la cama.

Su aspecto es obvio, estaba con Ruggero y probablemente interrumpí un importante momento entre ellos. Pero es que necesito de mi mejor amiga.

Ahora más que nunca.

—¿Qué pasa? ¿Dónde te duele?

Aparta las mantas, su mirada sigue la mía y de inmediato suspira maldiciendo por lo bajo.

—¿Lo sabías?

Asiento limpiando mis lágrimas. Ella me abraza.

—¿Tú lo provocaste?

Niego.

No puedo, juro que no puedo.

No quería que esto pasara. Había comenzado a quererlo y yo no...

—Ayúdame, por favor ayúdame. —suplico aferrándome a su abrazo.— No he ido al baño, sé que puedo aguantar.

—Oh, mi niña. —susurra con la voz quebrada.— ¿Estás segura?

Asiento.

Quiero a mi bebé conmigo. Sé que aún puedo hacer algo al respecto.

Aún puedo salvarlo.

Ella asiente también, se aleja limpiando sus lágrimas y pide que no me mueva mientras busca su teléfono y marca algo en él.

Pronto se lo lleva a la oreja y se pone de pie. Por lo poco que escucho, está pidiendo una ambulancia.

Y tan pronto cuelga, llama ahora a su madre diciéndole en dónde vamos a estar. No le dice lo que está pasando.

Vuelve a la cama después de colgar. Busco su abrazo y termino por quebrarme.

—Si esto es un castigo de Dios, la vida, el karma o lo que sea, por favor dile que pare. —suplico.— Quiero a mi bebé, Karol. Con mi bebé no.

—Tranquila, todo va a estar bien. —promete.— Te juro que todo va a estar bien.

—Por favor no le digas a Maxi.

—¿Es el padre?

Asiento.

Y no quiero que lo sepa aún. No así.

Si de todos modos me va a odiar, no quiero que sea así. No de esta manera.

Suspira nerviosa, no sabe qué hacer. Y eso me pone nerviosa a mí también.

Sé que vamos a poder salvar a mi bebé. Por eso no me he movido desde que ha comenzado a doler.

Mi bebé es la prioridad ahora. Y no sé por qué este pasando esto pero no lo voy a permitir.

Así no.

Comienzo a perder la conciencia. Mi mente ahora mismo divaga demasiado y la necesidad de dormir es grande. Pero es la voz de Karol que me mantiene despierta.

Almas Que No Son Gemelas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora