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Ruggero Pasquarelli.

¿Cómo describes lo que sientes por una persona si nunca experimentaste al cien por ciento una sensación igual?

¿Cómo le explicas que no puedes sacarla de tu cabeza pero que tampoco quieres tenerla dentro?

Hay muchos factores que juegan en contra.

El tiempo.

Los ideales propios de cada uno.

Las escasas ganas que tienes de luchar... Son tantas cosas que asustan.

Son tantas emociones juntas, que ni siquiera puedo separarlas y describirlas una a una.

No puedo, no me funciona.

Y eso me lleva a que hoy es ocho de noviembre, y mañana, ella cumple años.

Ella...

La mujer que me está volviendo loco sin siquiera pretenderlo. La mujer que por supuesto está llegando mucho más adentro de lo permitido.

Karol está llegando tan lejos como ninguna mujer ha llegado conmigo. Lo que significa que está teniendo un inconfundible poder sobre mí.

Un poder que me gusta darle.

Y quizá por eso estoy haciendo esto ahora.

—Y aquí tienes.

Valentina deja el álbum sobre la mesa. Arqueo una ceja.

—Te pedí los deseos de Karol, no una biblia entera de fotos.

—Ah no, es la lista de cosas que le gustaría hacer antes de los dieciocho pero que evidentemente no hizo. —musita.— Tiene fotos de ejemplo y todo.

—¿Me estás jodiendo? Juraba que eran una o dos cosas y ya.

—Que chistoso eres. —se ríe.— Por supuesto que no. ¿Comenzamos o no?

Soltando un suspiro asiento.

Yo comencé esto, yo lo termino.

Tomo el pesado album y lo llevo a la sala donde todo el mundo espera.

Dejo la evidencia sobre la mesita ratona de Agustín, todo el mundo me mira.

—¿Y eso es? —pregunta Michael. Suspiro.

—La lista de deseos de Karol. Vamos a dividir la lista y conseguir todo. No importa lo que cueste. Lo quiero en serio todo.

—¿Todo lo que tiene vistos verdes? —pregunta Martina abriendo el álbum. Asiento.— Okey... Suena difícil, pero nos saldrá bien.

—Por supuesto que nos saldrá bien porque somos muchos y cada uno va a tomar una lista.

—Y hablando de eso, te separé las cosas que solo tú puedes hacer. —Valentina me entrega una hoja de cuaderno. Suerte con eso.

Asiento guardándola en mi bolsillo mientras tomo mis llaves.

—Recuerden que nos veremos a las diez. Karol no puede sospechar de nada. Y cuando vayan por ella, solo díganle que evidentemente yo estoy trabajando lejos, que ustedes no pueden celebrar con ella mañana y que para festejar todos juntos, lo harán hoy.

Todo el mundo asiente. Me despido caminando hacia la puerta.

Tengo mi propia lista de cosas que hacer.

Cuando estoy en el auto, me decido a leer la lista soltando un suspiro cuando noto de qué se trata.

1. Cuidar una mascota con un novio/amigo.
2. Tener un libro de las cien citas.
3. Comer chocolates suizos.
4. Ponerme el vestido de princesa más lindo que exista.
5. Bailar una canción que me hayan dedicado.

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