33

596 78 18
                                    

Nunca recibir un año nuevo me había sabido tan amargo.

Fue el recibimiento más extraño de mi vida. Y eso que tenía muchas expectativas al ser mi primer año nuevo con pareja.

De hecho, ni siquiera ví a Ruggero porque él tuvo que irse el día de la pelea en la noche a Italia.

Si, estuvo solo un desastroso día aquí. Y bueno, respecto a la situación...

Valentina se fue a Argentina con sus padres como lo había decidido. Y exactamente hoy se cumple una semana de su partida.

Las cosas siguen siendo confusas para mí sobre todo porque intento procesar todavía la situación.

De ese grupo de personas indeseables no he sabido nada. No quiero que Ruggero me diga nada al respecto.

Sus amigos no existen para mí.

Y se lo dije en serio, si ellos me quitaron a mi amiga, no pienso volver a dirigirles una sola palabra. Para mí están muertos.

Son unos imbéciles todos.

—Hola, amor.

Sonrío cuando Ruggero besa mi mejilla. Volteo llevando un trozo de manzana a sus labios.

—Buenos días. —me estiro a besar sus labios.— ¿Dormiste bien?

Niega estirando sus brazos, confundida le miro y él suspira.

—Es que siempre despierto y no estás a mi lado. —besa mi frente.— Y siempre que te pido que vengas a dormir conmigo es por eso, mi vida. Porque quiero que despiertes conmigo.

—Que exagerado, Ruggero.

—¿Pones alarma o cómo haces para despertar antes que yo?

Me encojo de hombros sonriendo en el proceso.

Esta vez desperté antes porque sigo teniendo en la cabeza que Ruggero está conmigo porque le obligué.

Porque yo le obligué, ¿Verdad? Claro que sí.

Con mi actitud lo hice. Yo le obligué.

Dios santo, obligué a Ruggero a ser mi novio. Quiero llorar.

—¿Qué te pasa?

Me encojo de hombros haciéndome la desentendida y él toma mi rostro entre sus manos.

—No, amor. No pienses en eso. —me abraza entrelazando sus manos en mi espalda baja.— No estoy contigo porque me obligaste, sácate eso de la cabeza.

—¿Y cómo sabes que estoy pensando en eso? —estiro mi cabeza hacia atrás mirándole. Sonríe.

—Porque te comportas así desde que Georgina lo dijo. —musita y cierro los ojos.— No es cierto.

—Si te pones a analizar la situación si lo es.

—No lo es, amor. De hecho, yo estoy contigo porque eres la primera mujer a la que dejé entrar a mi vida y no sexualmente. Te compartí mis secretos, mis miedos, mis pensamientos... Te volviste primero mi confidente. Y la noche que me dejaste sin poner condiciones de absolutamente nada, fue la primera vez que en serio me puse a pensar en lo que sentía y en cómo serían las cosas a partir de ese momento. Me planteé las dos posibilidades, y odiaba la teoría de tenerte lejos de mi vida. Ya no me veía estando con mujeres como normalmente sucedía. Quería estar contigo y la idea me hacía feliz, por eso fui a buscarte.

Sonrío escondiéndome en su cuello, él acaricia mi espalda y yo me quedo ahí por varios segundos. Lo disfruto.

Y que él me diga que primero pensó en lo que él quería me tranquiliza porque eso por supuesto significa que no eligió estar conmigo pensando en mi, sino pensando en él.

Almas Que No Son Gemelas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora