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—Me alegra que hayas venido.

Me quito los lentes y los guardo en mi bolso antes de apoyar mis antebrazos en la mesa.

Evidentemente tuve una intensa noche con mucho baile, alcohol y risas. Levantarme me costó pero admito que yo misma cité a Camila aquí así que debía asistir.

Además, la curiosidad me carcome desde ayer.

—¿Pedimos algo?

—Si quieres, yo estoy bien así. —le hago saber.— Necesito que hagamos esto rápido.

Un suspiro brota de sus labios y asiente mientras levanta la mano y le pide al mesero un café.

¿Será que solo toma café?

Cuando su pedido llega, le da un sorbo antes de mirarme y decir;

—Asumo que está aquí por saber la verdad.

Asiento. Sonríe.

—Pues quiero que sepas que no me voy a guardar nada, por ti, por mi y por el amor tan grande que le tengo a Ruggero.

El amor tan grande que le tengo a Ruggero...

¿Estará bromeando? Hace un mes y poco más que se conocen. No puede haber amor en un mes.

Aún así asiento pidiéndole que sea lo más concisa posible. Ella muerde su labio inferior.

—Le había visto en muchas ocasiones, solo y con amigos, incluso contigo. —comienza a decir.— Y bueno, ya sabes cómo luces, y cómo luce él. Evidentemente hacían una hermosa pareja.

—¿Puedes ir al punto? No quiero halagos. Me los da todo el mundo. —le corto.

Probablemente esté siendo grosera, pero no puedo simplemente negar que estoy cabreada.

Después de todo, no es como si tenga que abrazarla y desearle lo mejor en su relación con mi ex. Ese ex que hace solo seis días era mi novio.

Creo que el chiste se cuenta solo.

—Hace un mes y dos días, él y yo chocamos por primera vez... Bueno, la realidad es que yo choqué y regué el café a propósito. —confiesa entre risas.— Apenas y le dirigió la palabra, pero dos días después, nos volvimos a ver y me pidió disculpas, fue la primera vez que me invitó a tomar un café. Charlamos mucho, el tiempo se nos fue volando. Hablar con él es...

—Sé lo que es hablar con él, sé cómo se siente que te mire, que te toque, que te bese, que te ame. No me des detalles de él porque sé hasta los que tú todavía no conoces. —le corto de nuevo.— La verdad, yo quiero la verdad y las explicaciones que él no me dió.

—Bueno, perdón. —carraspea.— El hecho es que nos vimos en serio muchas veces y siempre tomábamos café, hasta que le pregunté de su vida personal y por supuesto no te negó, dijo que eras su mujer, que era feliz contigo y que te amaba... Después de eso, se perdió por casi una semana. Creí que me estaba ignorando porque se dió cuenta de que yo estaba comenzando a enamorarme de él.

—¿Y?

—Cuando volvió, dijo que no me estaba evitando, que tú habías estado enferma y estaba cuidándote. —se encoje de hombros.— Y como disculpas, me llevó a cenar.

Intento recordar esa noche...

Bueno, la verdad es que lo recuerdo más que bien, él regresó a trabajar un día antes de su cumpleaños. Y cuando llegó, me llamó princesa desobediente...

Trago saliva, ella sonríe.

—Bueno, más que una cena fue una pequeña merienda, comimos hamburguesa veganas en la calle. —lleva su cabello detrás de su oreja.— Ese día yo... Le robé un beso que él correspondió.

Almas Que No Son Gemelas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora