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Pasé la prueba.

O eso es lo que sentí cuando la madre de Ruggero me abrazó y me dió la bienvenida después de la cena.

Me sentí como si hubiese aprobado el examen a la chica más genial en el mundo. Y diablos, es genial.

Todo el mundo quiere caerle bien a la familia de su novio. Y mi deseo es una realidad.

¿Qué más podría pedir?

Ah sí, una boda, dos hijos y una preciosa casa. Básicamente nada.

—¿Y? ¿Qué te pareció mi familia? Porque tú les encantaste.

Envuelve sus brazos en mi cintura. Sonrío pasando mis brazos por su cuello.

—Ellos me encantaron tanto como dices que yo les encanté a ellos. E incluso más.

—¿Ah sí?

Asiento, se inclina besando mis labios.

—Te ves hermosa con ese vestido, creo que te lo dije toda la noche pero es necesario repetirlo igual.

Sonrío tomando sus manos, le llevo conmigo hacia la habitación y tan pronto cierro la puerta, busco sus labios.

Besarle es mi actividad favorita del año.

Y del resto de mi vida.

—¿Sabes? Sé que dijiste que esperarías un día especial para estar conmigo y todo eso. —llevo mis manos a su corbata tirando de esta.— Pero para mí todos los días contigo son especiales y aparte, puedes ser tierno y cuidadoso cuando quieras, hoy no.

—Karol, tus juegos previos con Emily no te quitan la virginidad.

—Entonces sé cuidadoso al principio. —suelto los botones de su camisa.— Pero dame lo que necesito.

—¿Y qué necesitas?

—A ti. —subo mis manos por su pecho a sus hombros tirando de la camisa.— Al Ruggero que te mueres por hacerme conocer pero no te atreves.

Traga saliva, sé que está dudando por precisamente mi inexperiencia en el tema, sé que teme lastimarme si le pido al Ruggero que se ha negado a dejarme conocer.

Pero a su vez, se muere por dejarme conocerlo.

—No lo pienses tanto, te estoy pidiendo algo que ambos sabemos que es posible.

—Me vas a matar.

Es todo lo que me dice antes de atraerme a él en un beso mientras con maestría se deshace del cierre de mi vestido y lo deja caer.

Le sigo el ritmo del beso sintiendo mi alocado corazón, esto me supera porque aunque las expectativas son altas, me da miedo igual.

¿Y si la que no puede igualarse soy yo?

Me dejo llevar por sus caricias y besos. Sabe cómo hacerme sentir cómoda y se lo agradezco. De otra manera no habría podido simplemente dejarme llevar.

Y el que me vea completamente desnuda tampoco se convierte en un obstáculo para mí, al contrario, disfruto de su mirada y de la manera en la que el mensaje que sus labios transmiten cambia drásticamente.

No busco que esta primera vez sea lo más romántico que nos había pasado. Busco que seamos solamente él y yo conociéndonos en ese aspecto que había quedado en un segundo plano. No más.

Me entrego a él, a sus besos y sus caricias que terminan siendo lo único que me mantienen con la mente en lo que estamos haciendo.

Dejo que me guíe hacia la cama y que me siga besando y tocando como él crea conveniente.

Almas Que No Son Gemelas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora