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Ruggero Pasquarelli.

Karol conoció a las novias de mis amigos... ¿Y cómo reaccionó?

Para mí sorpresa y la de todos, en serio bien. Hasta las abrazó y les dió la bienvenida.

Y cuando volvíamos a casa y le pregunté si su reacción fue genuina, su rotundo me hizo saber que había escogido a la mujer correcta. Es que ella es un ángel con todo y todos.

¿Quién no iba a amar a una mujer con un corazón tan puro e inocente? Es que a mí me encanta.

Ahora mismo, estoy terminando de cortar el jamón como ella lo quiere mientras acomoda todo en la sala para nuestra maratón de la serie que tanto le gusta.

Necesito entender por qué tanta obsesión. Porque en la primera temporada, me quedó un poco claro.

Igual necesito saber más.

Subo a la habitación con los bocaditos que pidió en manos, y antes de que pueda atravesar la puerta, escucho su voz desde adentro. Me detengo bajo el umbral apoyándome en este mientras le veo sentada en la cama.

Juega con algo entre sus manos y tararea una canción de lo más infantil que se le pudo ocurrir.

—Soy una tortuguita y las tortuguitas son bonitas porque son gorditas y si se caen no se pueden levantar...

Me río por lo bajo.

Qué pésimas rimas que hace. Pero su ternura para cantar la canción me puede.

Ella levanta la mirada centrándola en mi, sonríe recogiendo su cabello.

—Hola tú, ¿Viste mi pijama de tortuga?

Señala su suéter de tortugas. Asiento cerrando la puerta con el pie mientras me siento en la cama y dejo todo en la mesita de noche.

—Que bonita. —le sonrío acercándome a besar su frente.— Eres preciosa, mi amor.

—Escuchaste mi ridícula canción, ¿Verdad?

Asiento. Aprieta los labios.

—Juro que en mi mente se escuchaba mejor.

—Es una gran canción. —cedo causando su risa.— Va a ser un hit.

—¿Tu crees?

Asiento, vuelve a reírse arrugando la nariz.

Evidentemente es la canción más chistosa y ciertamente ridícula que he escuchado. Pero, me encanta que actúe con ese entusiasmo.

Le señalo todo lo que tenemos listo para nuestra maratón y asiente metiéndose debajo de las mantas.

Está más que lista para esto y por supuesto yo estoy listo para pasar mi sábado con ella.

Aún cuando se queda dormida cuatro capítulos después. Y sobre mi brazo...

Aprovecho que se remueve para retirar mi brazo, escucho su suspiro y le cubro bien con las mantas antes de abandonar la cama. Me duele el brazo. Pero por lo menos ahora tengo algo de tiempo para adelantar algo de trabajo.

Sobretodo ahora que tendré una muy ocupada semana. Tengo que volver a viajar. Pero esta vez a Alemania y por trabajo.

A las seis comienzo a preparar la cena, y cuando Karol despierta, le veo entrar a la cocina descalza, con su teléfono en la mano y sus ojos aún cerrados.

Me río en cuánto se deja caer en la primera silla que ve y bosteza.

—Me dormí.

—Creí que solamente te estabas cargando. —me burlo besando sus labios.— Te estoy haciendo la cena.

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