27

555 80 18
                                    

—¿Por qué yo nunca supe que tú departamento tenía un cuarto secreto?

Ruggero se sienta frente a mí mirándome confundido. Se ríe.

—No es un cuarto secreto.

—¡Pues me siento en Narnia, fíjate! Entramos por el armario. —me cruzo de brazos.— Si eso no es un cuarto secreto, entonces no sé qué sea.

—Una oficina de poco uso a la que accedes desde el armario.

—¿Viste? Es Narnia.

—Es solo un diseño arquitectónico muy novedoso. —chasquea los dedos.— No hay seres mágicos, no hay magia. No estamos en Narnia.

—Pues como si lo fuera. —miro todo a lo alrededor.— ¿Por qué nunca me trajiste aquí?

—No creí que te importara.

—¿Bromeas? Quiero mudarme a vivir aquí.

—A mi no me molesta.

Centro mi atención en él. Sonrío.

Si, claro....

—Ya está, me mudo a vivir contigo. —bromeo tomando sus manos.— Suena al plan perfecto.

—Yo tengo otro plan perfecto para nosotros ahora mismo.— Toma mi mentón entre sus dedos haciéndome mirarle.— Karol, quiero decirte algo.

—Pero yo te lo diré primero a ti. —cedo a hablar.

—Es que siento que vas a decir que soy un estúpido y que no te merezco. Y vamos a terminar discutiendo y no te voy a decir lo que quiero decirte.

—Ves muchas películas. —suspiro.— Solo quiero que sepas que así como tú me dijiste lo que querías, yo voy a decirte a ti lo que quiero. Quiero a alguien que me ame, que me bese, que me mime que sea cursi, pero solo conmigo, que me abrace antes de dormir, que me de cariño y atención... Quiero una relación, que me digan que soy suya, y que me llenen de amor. Quiero que sea celoso, pero no posesivo, que me ame, que me cuide... Que me haga feliz. Y sé que lo he dicho una y mil veces las mismas cosas pero es lo que yo quiero. ¿Me entiendes?

Asiente, se acerca un poco más y su nariz roza la mía.

—Y yo quiero darte todo eso.

—Pero quiero y necesito exclusividad. —le recuerdo.— No quiero que vengas, tengas sexo conmigo y después me deseches.

—No lo haré. —apoya su frente sobre la mía.— Si tú lo quieres, lo intentaremos muy despacio.

—¿Qué tan despacio?

—Tanto cómo lo permitas. —deja un beso sobre mis labios.— Haremos todo tal y como lo pidas.

Trago saliva.

Dentro de mi mente todo está siendo analizado. Todo en mí está analizando las dificultades que podremos tener.

Porque yo no sé tener una relación, él mucho menos.

Y es gracioso a nuestras edades.

Y aún así... Lo haré.

Me muero por hacerlo.

—¿Me vas a dar la relación que sueño?

—La que tú desees, mientras dure. —me promete plantando un nuevo beso en mis labios.— Lo que sea que tú desees.

—Bueno, está bien. —cedo.— Igual solo voy a estar contigo en lo que encuentro a mi alma gemela, y después, al amor de mi vida.

—¿Ah sí?

Almas Que No Son Gemelas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora