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La navidad.

Siempre me ha gustado la navidad, y no específicamente por lo que significa, sería muy hipócrita si digo eso.

Me gusta la navidad por lo que representa a nivel de regalos y —en ocasiones— unión familiar.

Así que si. El día del año que más me emocionaba era la navidad porque sabía que podría lucir mi ropa nueva comprada específicamente para la fecha y porque al final me darían un regalo.

Ruggero me ha pegado ese pensamiento de que las fechas como esta no son más que comerciales. Y aunque en cierto punto tiene razón, también debemos admitir que en ocasiones, estas fechas pueden ser mucho más especiales.

Y pienso demostrárselo aunque navidad haya pasado hace cuatro días.

Me molestó un poco que dijera que no se iba a quedar en Italia a recibir el año nuevo con su familia.

Pero a su vez, me hizo feliz saber que mi novio volvería a recibir el año conmigo.

Es que estar con él siempre me emociona.

Y por eso ahora estoy esperando en el departamento porque me aseguró que volvería hoy a esta hora.

Aunque se está tardando un poco.

Reviso los mensajes del grupo que Georgina ha hecho mientras tanto. Digamos que... Me gustaría saber por qué la mujer está tan interesada en unirnos a todos como un solo grupo.

Cuando claramente podrá haberse dado cuenta de que yo no estoy tan feliz que digamos de estar junto a Maxi porque el remordimiento puede conmigo.

No sirvo para quedarme callada. Y siento que en cualquier momento voy a soltar esa verdad que debería estar muy bien guardada bajo llave.

Dios me libre de todo lo malo que se avecina para el día que Maxi se entere de que Valentina perdió a su bebé.

A mi amiga le duele.

Y sé que a él también le dolerá.

Digo, es un maravilloso hombre con maravillosos sentimientos. El chiste evidentemente se cuenta solo.

—Malditos aeropuertos, malditas personas, malditos autos, malditos sean todos.

Centro mi atención en la puerta donde efectivamente mi novio entra empujando su maleta. Cierra la puerta con fuerza y cuelga las llaves en su lugar antes de deshacerse de su mojado abrigo.

Cabreado da media vuelta y cuando centra su mirada en mi, esboza una pequeña sonrisa antes de deshacerse de sus zapatos.

Camina en mi dirección y tan pronto se sienta, me atrae hacia él en un abrazo.

—Dios, lo que te extrañé. —besa mis labios.— ¿Cómo estás aparte de hermosa?

—Yo muy bien a diferencia de ti. —sonrío llevando mi mano a su mejilla.— ¿Por qué te cargas un pésimo humor?

—Perdieron una de mis maletas en el aeropuerto, la comida en el avión estuvo pésima y tuve un maldito mal compañero de viaje. —gruñe. Le miro sin entender.

—¿Un mal compañero en un vuelo privado?

—No, tomé uno comercial por las fechas. —acaricia mi cabello.— Ay, pero te extrañé.

Sonrío mientras posa sus labios en mi mejilla.

Beso su mejilla también mientras me subo sobre él poniéndome a horcajadas. Oculto mi rostro en su cuello comenzando a repartir besos por doquier.

—Feliz Navidad. —le abrazo con fuerza.— Fue nuestra primera navidad con pareja pero no estuvimos juntos... Igual fue una fecha especial, ¿Y sabes por qué?

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