Maybe in love

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Edgar abrió sus ojos con dificultad, esos eran de los pocos días en los que no quería levantarse de la cama. El castaño se estiró un poco y luego se levantó de su cómoda cama. Este se dirigió a la puerta de su habitación, poniendo su mano en el picaporte de la puerta. Edgar bostezó, para después girar el picaporte. El pintor levantó la vista, topándose con la mirada curiosa de Luca, al parecer, Luca iba a tocar la puerta de Edgar. El inventor sonrió de lado a lado al notar que Edgar aun estaba en su ropa para dormir y llevaba el cabello suelto. Edgar ladeó la cabeza al ver a Luca frente a él, parecía que aun no se había despertado por completo.

-Eddie, buenos días-

Y ahí fue cuando Edgar despertó completamente, sus mejillas se tornaron de un fuerte rojo carmesí, mientras su ceño cambió a uno fruncido, cerrando la puerta de un golpe.

-¡E-Eh... Si! Buenos días, Luca, ¿Puedes esperar un momento?-

Luca soltó una suave carcajada aquel pequeño momento fue realmente divertido, para Luca, Edgar no dejaba de ser demasiado lindo.

-¡Claro, Eddie! cuando termines baja a la cocina, ¿Okey?-

Y así, sin esperar respuesta, Luca bajo las escaleras en dirección a la cocina, dejando a Edgar arreglándose en su habitación.


Edgar bajó las escaleras, la verdad es que seguía avergonzado por lo ocurrido esta mañana, pero un dulce olor lo hizo olvidar el asunto. Al entrar en la cocina se topó con un Luca tarareando y sirviendo en dos platos la comida que había preparado. Edgar sintió como su corazón latió con fuerza ante aquello, se quedó de pie en la entrada de la cocina observando a Luca con una pequeña pero visible sonrisa. Luca al notar esto, le dirigió una sonrisa a Edgar, llevando los dos platos a la mesa.

-Siéntate, Eddie-

Edgar asintió, ya no había nada que poner en la mesa, así que simplemente se sentó. Luca hizo lo mismo, posando su mentón en una de y mirando a Edgar fijamente. El castaño tomó un tenedor y partió un pedazo del hot cake que había preparado Luca, llevándoselo a la boca y masticándolo en silencio. Edgar se sorprendió al darse cuenta que sabía muy bien, así que siguió comiendo en silencio. Luca estaba feliz de que a Edgar le gustase su comida, así que también se dispuso a comer.

Al terminar de comer, Edgar llevó ambos platos al lavaplatos para lavarlos. Cuando sintió las manos de Luca tomar su cabello.

-Eddie... Tienes el cabello mal amarrado-

Luego de decir aquello, Luca se acercó un poco más a Edgar por la espalda, desamarrando su cabello y desenredándolo con los dedos. El corazón de Edgar latía tan fuerte que esperaba que no lo escuchará Luca. Al terminar de amarrarle el cabello, se puso a acomodar el cuello de la camiseta del pintor.

-Vaya, ¿estabas muy adormilado cuando te cambiaste?-

Luca soltó una suave risita, posando sus manos en la cadera del contrario. Edgar ya había terminado de lavar los platos y los vasos, pero no se atrevía a moverse. Luca por su parte, rodeó la cintura del castaño con sus brazos, posando su mentón en el hombro de Edgar. Edgar sintió como sus mejillas ardían, el color rojo inundo rápidamente su rostro.

-Eddie... ¿Sabes? deberíamos de irnos a trabajar-

El inventor le sonrió al pintor, soltando su amarre y dirigiéndose hacía la entrada de la cocina.

-Aun no he alimentado a Ratio...-

-Yo lo hice por ti, no te preocupes-

Luca le dio unas cuantas palmaditas en la cabeza, saliendo de la cocina y dejando a Edgar hundido en sus pensamientos.

Blome | EdlucaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora