No esperaba tener días de descanso, más sin embargo los tiene; no esperaba tener tiempo para sí mismo, más ahora lo tiene. Quien diría que se enfermaría luego de aquel desmayo. Resulta que, hace dos días luego del desmayo, Edgar se despertó con mucha fiebre. El castaño le había llamado a Eli, dejando en claro por su voz rasposa que estaba realmente enfermo. Eli mostró una evidente preocupación en su tono de voz, diciéndole a este que se quedará a descansar, que él les pasaría el recado a los jefes... No contaba con que Luca fuera y viniera de su casa. Habían pasado dos días desde que Luca comenzó a cuidar de Edgar, excusándose con las mismas palabras; "Estas enfermo, debo cuidarte como lo haría un buen jefe" ¿Los jefes realmente cuidaban de esa forma a sus trabajadores? ni siquiera creo que los cuiden. Por su parte, Edgar había recibido mensajes de Victor, diciéndole que se mejorase pronto, que ya extrañaba hablar con él -Claro que lo que extraña aparte de a su amigo, es el chisme, puesto que, ¿A quien en su santo juicio no le gusta el chisme?-
Edgar se levanto de la cama, pasándose sus pálidos y fríos dedos por los enredados mechones de cabello. Edgar no se había levantado en todo el día, realmente se sentía mal. Quizás la compañía de Luca le sentaba bien, pero no podía pasar por alto la vergüenza que sentía, Luca lo había visto en sus peores aspectos, mientras que él siempre estaba presentable; -"Con esa sonrisa tan hermosa y esos labios resecos pero tan provocativos..."- Pensó el castaño mientras se desenredaba con los suaves dedos cada nudo de cabello, al menos eso pudo hacerlo a medias. Unos segundos más tarde, se dio cuenta en lo que estaba pensando. Un rubor suave pero notable fue la única reacción del pintor, no tenía porque seguir negando que gustaba de Luca, al menos ya no. Edgar soltó un pesado suspiro, agachándose hasta la altura de uno de los cajones de su buro y sacando de este un conjunto simple pero elegante. El mismo conjunto que casi siempre usaba, hoy no le daban ganas de pasearse por la casa con un atuendo elegante y pesado.
Edgar estaba apunto de abotonar la camiseta, en cuanto notó que la tenía al revés. Edgar suspiro nuevamente, sacándose la camiseta y volteándola. Pero Edgar no escucho las pisadas que se dirigían con rapidez hasta su habitación, Luca venía directamente a ver como estaba Edgar. Pero claro, al abrir la puerta -Sin tocar- se encontró con la espalda desnuda del castaño, la blanquecina y firme piel de su espalda. Sus mejillas ardieron en un rojo intenso, intentando articular palabra. Edgar giró con delicadeza la cabeza, sin esperar encontrarse con Luca, observando su espalda, observándolo con esa sonrisa nerviosa dibujada en su rostro. Edgar se sonrojo de pies a cabeza.
-¡Fuera!-
Exclamó el castaño, sosteniendo la camiseta de botones con su mano izquierda, tapando su torso y, con la mano derecha, le aventó una almohada a Luca en la cara.
-¡Perdón, Eddie! Ya se, te traeré algo dulce... ¡En un rato regreso!-
Y con eso, cerró la puerta detrás de él, dejando nuevamente al castaño en su soledad, una inmensa soledad... Y, por alguna extraña razón, con un miedo horrible, una sensación de que alguien o algo lo estaba observando.
El teléfono de Edgar vibró, Edgar lo observó detalladamente, prendiéndolo y observando el mensaje. Era Victor. Tenía dos mensajes de Victor.
-Hola, Edgar.
-¿Puedo pasar a tu casa? Creo que hay algo que deberías tener...
En ese momento, Edgar tecleó un "Claro, Victor" y lo mando. Se preguntaba la razón por la cual Victor no lo había llamado, recordando que, Victor era mudo. Se dio un pequeño golpe en la sien, ¿Cómo se le había olvidado que su mejor amigo era mudo? Que bueno que no le había preguntado, solo dejaría en evidencia lo olvidadizo que es.
Unos minutos después, un timbre sacó de sus pensamientos al pintor, el cual bajo de forma rápida las escaleras, girando a su izquierda y dirigiéndose hacía la entrada de la casa, abriendo la puerta y observando a Victor. El rubio lo saludó con una mano, mientras que en la otra sostenía un libro. Edgar ladeó la cabeza, invitando a pasar al rubio, pero este se negó, se veía muy nervioso.
-"Edgar...- Hizo una pausa el chico rubio, luego, extendió el libro -"Esto es tuyo... Léelo con cuidado, no dejes que él lo vea"-
Edgar tomó el libro entre manos, agachó la mirada y lo observó, quería protestar, pero no podía, quería preguntar que era y porque le pertenece, pero ya no podía, Victor se había ido tan rápido como había aparecido. Algo extraño para el castaño, quien, miró a sus alrededores buscando con la mirada al chico rubio, más, no lo pudo encontrar. Simplemente se esfumó, no hizo ruido al irse, solo había desaparecido. Edgar un poco extrañado, cerró la puerta principal y subió rápidamente a su habitación, para poder ojear el libro.
Al recostarse en su cama, pudo ver que era un diario, la tapa era gruesa, tenía una O en la portada, era una portada de un morado oscuro y un lila oscuro. Era viejo, al parecer seguía empolvado. Abrió el diario, pasando la primer página y encontrándose con el primer escrito;
"Hoy mamá me ha advertido que no hablará más con Louies, mamá me ha dicho que, la idea de abrir una organización como esta, era un locura... mamá no me comprende, mamá no sabe que esto es lo que quiero ser... Mamá quiere que sea una dama refinada que viva del salario de un hombre.
Mamá dice que, Louies no es de confiar, que ella puede ver lo cruel que puede llegar a ser. Hoy he discutido de nuevo con mamá, papá me ha defendido... Pero temó que terminen en un divorcio por mi culpa, mientras que nosotros seguimos decidiendo como llamar a la organización... Eli ha dicho; "Vamos a llamarla Lombe" pero Louies ha dicho que ese nombre suena raro, y, por su parte, propuso el nombre de "Blome" con una sonrisa dibujada en su rostro. Todos hemos estado de acuerdo, este es el primer día de nuestro viaje como caza fantasmas, como les llama mi padre."
El texto estaba escrito con una perfecta y hermosa letra cursiva, una letra bien definida y claramente legible. Edgar se percató de un detalle, el nombre de la chica del diario era; "Olivia" Pero su apellido no era visible, y sin embargo, el nombre volvía a serle familiar... En ese momento, escucho la voz de Luca anunciando su llegada. Cerró el diario y lo dejó bajo su almohada. Se levantó de la cama y bajo corriendo hacía Luca, por alguna razón, ahora se sentía menos solo y más protegido. Se acercó rápidamente a Luca, abrazándolo. No sabía que estaba haciendo, no quería descifrarlo ahora solo quería abrazar al inventor, abrazarlo hasta que ya no pudiera abandonarlo nunca. Edgar se sintió un poco miserable unos momentos antes, se sintió confundido, asustado, enfermo... Y sin embargo, se sentía mejor cuando vio a Luca, y, sin pensarlo dos veces, soltó algo que nunca haría si estuviera en sus cinco sentidos.
-Te quiero, Luca...-
Luca abrió los ojos como platos, observando al castaño y abrazándolo igual. Por un momento, Edgar pensó que Luca no diría nada, que Luca no le diría que también lo quiere, pero entonces, dijo lo que Edgar más ansiaba escuchar.
-Yo igual te quiero, Eddie-
. . .
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Blome | Edluca
FanfictionEdgar es un joven cuya pasión es el arte. A la edad de 8 años, un suceso paranormal le cambiaría la vida. Al cumplir los 22 años, Edgar recibe una llamada de una organización paranormal; Blome. Ahí conocerá a Luca, un joven amante de lo paranormal...