La inspectora Jauregui revisaba una y otra vez aquel documento, había algo que no cuadraba en la declaración de ese extraño testigo, necesitaba averiguar un poco más pero, particularmente esa noche no estaba de ánimos para romperse la cabeza con esa caso que la estaba llevando al borde de la locura, no tenia ni pies ni cabeza y tanto el acusado como los testigos se habían puesto de acuerdo en contar anécdotas confusas.
-Inspectora, disculpe - llamo la oficial Hansen desde la puerta.
-Adelante Dinah, ¿pasa algo?
-Los oficiales Romero y Martínez han encontrado otro testigo del caso -le informó.
Lauren doblo sus ojos colocándolos en blanco, estaba cansada y no quería interrogar a nadie ahora.
-Déjalo para mañana Dj, hoy la verdad no me apetece escuchar otra situacion ilógica, este caso va de mal en peor - le dijo, colocando mala cara.
-Tranquila Inspectora Jauregui, peores hemos tenido y los hemos resulto sin problema alguno - le animó.
-Eso espero, ¿puedes traerme un café, por favor? - le preguntó, casi en suplica, necesitaba una descarga de cafeína en su organismo.
-¡Hombre!, para la Inspectora, lo que pida - dijo con gracia antes de salir de la oficina.
Lauren dibujo una sonrisa en su rostro y con un pequeño impulso giro su silla, quedándose con una perfecta vista que le regalaba la ventana de su oficina de la gran vía de Madrid, aquellas luces brillantes y esa fría noche de invierno le hizo recordar ese día que se graduó en la escuela de oficiales con las mejores notas y honores, era, para ese entonces, una jovencita tímida de veinte años, hija de padres cubanos, mayor de dos hermanos y con un corazón latino bombardeando dentro, a pesar de haber nacido en España, nunca se sintió Española, creció con las costumbres Cubanas de su familia y persona que le preguntaba de donde venia, lo decía con orgullo, de su amada Cuba, esa hermosa isla que ha tenido el placer de visitar en reiteradas veces.
Hoy a sus veintiocho años, sentía que su vida estaba incompleta, deseaba tanto una estabilidad a nivel general, que le dolía pensar que tal vez no lograría encontrarla, fue ahí, en ese momento en el que aquel recuerdo que le ardía por dentro, regreso a su mente, estaba trabajando tanto para borrarlo, pero parecía que se empeñaba en quedarse en su mente, la recordó como ella era, hermosa y elegante, con ese cabello rubio ondulado que tanto le gustaba acariciar y oler, frutos del bosque era su fragancia favorita de shampoo, más de una vez ella misma iba a comprárselo, amaba hacerla feliz y era su cometido de vida en ese entonces, Ainoa es el nombre de ese recuerdo doloroso que la atormento por tantas noches amargas, aquella rubia de ojos azules como las playas del mar caribe, fue su novia por cinco años, cuando estaban por llegar a los seis, se armo de valor y le pidió matrimonio, un irrefutable "si" fue la respuesta que recibió aquella noche, mientras le mostraba el anillo en una velada romántica a las orillas del mar cantábrico, tanto sus padres como los de Ainoa insistieron en celebrar por todo lo alto esa boda, Lauren opto por un vestido corto blanco que le había resaltar su esbelta figura, lleva años ejercitando su cuerpo y aquel vestido elegante y sexy, lo hizo notar, Ainoa por su parte un mes antes, mando a confeccionar un vestido largo al estilo princesa, nadie mas que ella añoraba casarse de ese modo y a la inspectora Jauregui le hacia gran ilusión aquello.
Sus dos primeros años de matrimonio fueron de ensueño, pero cuando Lauren quiso dar el siguiente paso todo se desmorono, una noche mientras cenaban le hablo de agrandar la familia, de tener hijos, lo que trajo consigo una fuerte discusión y un cambio radical, Ainoa se volvió distante y Lauren lo notaba con cada acción que la chica tenia hacia ella, la Jauregui llego a pensar que el tema de los hijos la hizo cambiar, por lo que renunciando a sus sueños, le hizo ver que estaba dispuesta a olvidar el tema de los hijos y vivir solo las dos a plenitud, por un momento aquello resulto, volvieron las sonrisas y los abrazos en las noches, pero un día la desgracia la arropó, luego de cubrir un operativo policial muy peligroso y cansada entrando a casa encontró a su amada Ainoa en brazos de un hombre, tal fue el shock que tuvo en ese momento que la rabia la cegó, tomo su pistola la cual ya estaba cargada y apunto hacia el, y un fuerte disparo se escucho, para su buena suerte el hombre, quien se suponía era el mejor amigo de ambas, no murió y Lauren, gracias a sus buenas referencias y a la ayuda de sus superiores solo estuvo en la cárcel unos días, su jefe, un hombre mayor y respetado por todos, metió sus manos al fuego por ella, Lauren era su consentida, pues su forma de trabajar y de dirigir a sus inferiores era admirable, y perder una oficial como ella, era algo que el cuerpo policial no se podía permitir.
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Una Bala Directo al Corazón - Camren
FanfictionLa inspectora Jauregui pensó que esa noche, como las dos anteriores, transcurriría en paz, rellenando planillas y firmando papeles, pero tal parecía que su intuición estaba fallando cuando, a media noche su interlocutor sonó, una alocada fiesta en u...