Prefacio

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Hay una profecía escrita por el profeta Daniel, una poco conocida y cambiada varias veces en el transcurso de la historia humana. Él decía que una lucha llegará, donde la Luz se enfrentará nuevamente a las Tinieblas.

Varios fueron quienes intentaron traducir y descifrar esta profecía, si es metafórica o literal, buscaron sin éxito cuándo sería el inicio de esta guerra, qué calamidades traería, si los humanos serían capaces de sobrevivir. Se introdujeron demasiado en esta profecía que no se dan cuenta que la pelea entre la Luz y las Tinieblas ya había empezado desde casi el comienzo de los tiempos.

Pelean constantemente para ver quién es el ganador final; a veces hay lapsos en que la Luz predomina y en otras en que las Tinieblas lo hacen. Aún así siempre se pudo salir adelante, y brillando más que nunca.

Daniel también habla de las guerras en que los Ángeles, aquellos Seres de Luz, de gran pureza creados por Dios para ayudar y guiar a la Humanidad, participaron, librando ciudades que habían caído en las Tinieblas. Pero sobre todo, él habla del Príncipe de la Luz, el Gran Arcángel que lidera a las huestes celestiales: el Arcángel Miguel. 

Miguel, el segundo hijo de Dios, que expulsó a su hermano Luzbel del Cielo, el Comandante de las Huestes Celestes, Protector de la Creación Divina, y el primer guerrero en luchar en contra de las Tinieblas. Su grandeza lo precede, con su Espada de Luz ha roto hasta la más terrible maldición y cortado las cadenas más gruesas que pudiesen existir.

Cuando las más grandes y terribles batallas terminaron, él regresó con sus hermanos al Cielo, pues ya le tocaba a los humanos pelear y él y sus hermanos serían sus guías desde arriba. Pero Daniel también escribió una de sus profecías menos conocidas: "Cuando la guerra contra las Tinieblas se incremente y ponga en peligro a toda la Tierra, entonces el Arcángel Miguel regresará y despertará y llamará a todos sus hermanos para una última lucha".

Y ese llamado llegó como el rugido de un león camuflado en un trueno de una fuerte tormenta. El Arcángel Miguel había regresado para liderar a la humanidad en el campo de batalla una última vez.

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