Extra: Tomo 1, parte 1/2

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16 de Mayo de 2010:

Apenas una década de vida.

Y le he visto.

Sigo sin creerlo.

Incluso si el Padre Parrish me haya asegurado que no lo he imaginado, incluso cuando los rasguños en mi piel lo confirman.

Ya no me siento como el mismo niño de antes. Conocía sobre la existencia de estas... criaturas demoníacas, pero verlas, tener un contacto directo y que te inviten a conocer la muerte, eso sigo sin creerlo.

La doctora dijo que escribir mi experiencia ayudaría. Lo dudo.

Puedo notar que hasta mi tipografía ha cambiado, que uso palabras que antes no. Algo ha cambiado dentro mío desde esa noche, puedo sentirlo y es duradero, a diferencia de lo que los demás creen.

Ellos consideran que el Arcángel Miguel ha descendido de los Cielos para protegerme, que soy una especie de santo o profeta bajo su custodia. Lo que no saben es que cuando me miro al espejo, puedo ver su rostro en mí. Hasta mis ojos son más claros.

Mamá ya no me ve como antes. Creo que ella lo sabe. Papá hasta ahora no lo acepta, se ha negado a verme, apenas habla con mamá y no ha salido de la habitación que les dieron. Estoy solo en otro cuarto, incluso mis hermanos no están aquí. Ellos dicen que es mejor así.

Pero me hace sentir solo.

Tengo lagrimas que dejo salir y otras tantas que decido tragarme. ¿Por qué? ¿Orgullo? ¿Dolor? ¿Vergüenza? No lo sé...

Sólo sé que me siento cansado aunque tenga mucha energía dentro mío pidiendo por explotar, por expandirse y clamar por algo, algo escondido dentro de mí. Algo que me hace ser él.

Josh me ha contado historias de terror de una segunda personalidad que se esconde dentro nuestro, capaz de verse a través del reflejo. Tengo miedo de que él sea eso, y tengo miedo de que ellos quieran usarme para despertarme.

No sé qué pasará conmigo. Sólo sé que tengo que sobrevivir.

Y si alguien como yo encuentra estos escritos, espero que pueda ayudarle a sobrevivir si es que yo no pude.



19 de Junio de 2010

El Arcángel Miguel no ha vuelto a hacer ninguna otra aparición por más de que siga viéndolo a través del reflejo. Al menos papá ya me habla, aunque mamá sigue dispersa al verme. Aún no puedo estar tanto tiempo con mis hermanos.

Ellos me obligan a estudiar la biblia, antiguos textos, otras lenguas. También me hacen entrenar en combate como un soldado.

No soy un soldado.

Soy un niño.

¿Cómo se los hago saber?

Siquiera les importa si me he raspado la rodilla...

Sólo les interesa lo que hay dentro mío.

Espero que un día encuentre el modo de ahogarlo así me deja en paz. Extraño mi vieja vida.



1 de Agosto de 2010

Ha vuelto a pasar. Y de nuevo no pude controlarlo.

Por segunda vez en un año el Arcángel ha usado de nuevo mi cuerpo como suyo. Se despertó ante la insistencia del entrenador Carlton a que pelee por más de que he estado cansado y herido.

ElegidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora