No suelto ninguna palabra cuando Max me mira con los ojos entrecerrados, sospechando sobre mi buena actuación de sentirme mal con el estómago. Mi plan inició en la madrugada, corriendo al baño para aparentar vomitar; luego continúe dando vueltas sin parar en la cama, con calores.
Mamá se veía preocupada, marcando mi temperatura, trayendome medicamentos y cuestionandose severamente si pedirse el día en el trabajo. Casi me hace sentir culpable. Casi.
Ella siempre me ha cuidado desde que nací, dando varias partes de su vida a mí. Sería una verdadera hipocresía e ingratez si no devuelvo ese favor; por más que me encuentre mintiendo, lo hago para que ella esté a salvo. Para que todos lo estén.
Finalmente, después de convencerla que estaré bien sola, agarra a Max de los hombros para llevarlo al colegio. Me quedé en cama varios minutos más, escuchando atentamente a que la puerta del departamento se cierre, conté el tiempo que les llevaría subirse al auto y salir, un par de minutos más por si acaso se han olvidado algo. No regresan.
Salgo de un tiro de la cama, cambiandome de inmediato con ropa suelta pero abrigada, y con mis pantuflas de conejo salgo directamente hacia el departamento de Michael. He estado hablando con él una buena parte de la noche, siguiendo los temas que quedaron con el Arcángel Miguel en el aire, tranquilizando mi enojo, y explicándome algunas cosas, como el cómo carajo hace para tener dos cuerpos humanos.
Según él, a como ha podido decirme antes de que caiga dormida, los ángeles contienen grandes masas de energía y así como en física explican que la energía está en todos lados expresadas de diversas maneras aunque sea la misma. Hay una diferencia entre los rangos de los ángeles, y un arcángel puede darse el lujo, con práctica, de tener al menos tres cuerpos en un mismo país, a sabiendas de parte de su envase humano que alojan la esencia de estos seres alados.
Entendí.
Y al mismo tiempo no.
Cada envase humano es un humano común y corriente, con su personalidad marcada hasta que la chispa angelical se activa y el arcángel hace acto de presencia. Al menos saque por mi propia conclusión de que cuando eso sucede, es que se nota más ese aura azulada en Michael y en Matt.
Michael me permita el paso a su departamento; hago mi mayor esfuerzo en omitir lo bien vestido que está para irse a trabajar. Mierda, por eso también es tan popular en el instituto, sabe vestirse. El interior de su espacio huele a café recién hecho y a palo santo.
—Tengo hora y media antes de irme —me avisa tras cerrar la puerta. Siento su mirada en mí, así que aguanto la respiración para no tentarme y girar a verlo —. ¿Desayunaste?
Negué con la cabeza, escuchando de inmediato sus pasos dirigirse a la cocina.
—Sería raro que me den el desayuno si fingí morirme del estómago desde las cinco —respondí yendo hacia la mesa. Están los libros del colegio apilados en el borde, su mochila y portafolio colgando del respaldo de una silla —¿Cómo haces para dividir tu tiempo en la escuela y el mundo angelical?
—Años de práctica, supongo —le escuche decir —. No es tan fácil como parece, y hace más sencillo estresarse por eso.
Hice una mueca apretando los labios.
—Ni me lo digas —comenté en voz baja.
Además de esos libros hay otros de tomos más viejos dejados en el medio, una carpeta cerrada en la que sobresalen algunas hojas. Fruncí el ceño viendo que uno de los libros lleva el título de "La Divina Comedia" de Dante Alighieri.
¿Planea mostrarme más sobre el mundo angelical e infernal mediante una epopeya italiana?
Bueno... No es como si no hubiese encontrado información de esos reinos en Google, la cual fue sacada en buena parte de ese libro.
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Elegida
ParanormalneMichael se cruza de brazos, como si no pudiera creer lo que acabo de decir. -¿Estás descubriendo que existen dioses y otras razas pero te ofendes que Santa Claus no se incluya en la lista? Hago una mueca, es un buen punto. Suspiré llevando mi cabel...