Capítulo 24

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—En serio se está convirtiendo una verdadera costumbre que aparezcas aquí —dice la enfermera después de que le entregue el vaso vacío.

No sé si tuve un ataque de pánico, una alucinación o algo me atacó.

Oficialmente, mi presión bajo y Cal Andrews me encontró en el pasillo después de que saliera a perseguirme. Fue él quien me trajo a la enfermería, y quien se ha quedado sentado en una de las sillas cercana a la puerta, mirando preocupado de a ratos su celular como a mí. Me pregunto con quién estará hablando, aunque sospecho ya saber quién es: Hayden.

—Espero que mi compañía sea buena.

Mi intento de broma quedó en nada por lo baja que sonó mi voz. Mierda, todavía sigo aturdida. La enfermera me mira sobre su hombro en lo que chequea su celular.

—Tu madre ha dicho que puede venir a pasar por ti pero dentro de media hora...

Negué con la cabeza de inmediato, algo que probablemente no debí haber hecho. Estoy demasiado asustada como para irme a casa ahora, donde no estaría ni mamá, ni papá, ni mi hermano, ni mi vecino angelical.

Y honestamente, ahora mismo eso parece una trampa mortal hacia mi psiquis.

—No es necesario... Estaré bien —. Me esfuerzo a sonreír. De hecho, eso es lo que se está convirtiendo una costumbre —. Lo prometo, me pasará pronto.

Duda pero de todos modos responde algo rápido a la secretaria.

—Eso espero, de todos modos quédate aquí quince minutos más. Te haré un pase.

Va a su escritorio y miro hacia Cal. Él alza ambas cejas y me dedica una pequeña sonrisa. Me gustaría que sea Samara la que esté aquí y no él, se siente raro tenerlo aquí.

La puerta de la enfermería es golpeada, algo susurra la enfermera antes de ir a atender y apenas entreabre la puerta. Nos da una silenciosa mirada antes de salir afuera. Raro. 

Vuelvo a mirar a Cal, aprovechó para acercarse a mí.

—¿Estás segura que estarás bien? —pregunta un poco preocupado, asentí.  Pero por su mirada dudo poder convencerlo —. No debería meterme pero... Cam, estabas balbuceando algo. Daniel... ¿Quién es Daniel?

Fruncí el ceño. ¿Daniel? Que yo recuerde no conozco ningún Daniel. 

—¿De verdad? —cuestioné para asegurarme, él asiente.

—De veritas, de veritas —. Hay algo en ese suave tono que me hace sonreír. Mira el costado de la camilla, donde están mis piernas, entiendo la pregunta aunque no la dice y las muevo para darle lugar. Se sienta casi al instante —. No diré nada de... eso, pero en serio te veías mal y bueno... —saca su celular para mostrarme al menos diez mensajes —... Hayden también está muy preocupado.

Tomo aire hondo.

Ladea la cabeza, curioso.

—¿Hay algo entre ustedes? —la pregunta me hace sonrojar de inmediato, y a consecuencia también a él, poniéndose nervioso —... Lo... Lo siento, no quería meterme...

Comienzo a negar bastante rápido.

—No, no... Tranquilo —dije un poco fuerte para que vea que de verdad no hay ningún problema, sólo me ha tomado de sorpresa —. Nosotros... No tenemos una relación más que ser amigos.

Es lo único que se me ocurre decir. Mencionar que es mi guardián demoníaco sólo hará de esto más raro.

Un poco de seriedad atraviesan sus ojos marrones.

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