Capítulo 43

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Advertencia

Este capítulo tiene contenido de escenas consideradas sensibles, sobre todo porque representa una problemática demasiado relevante en Estados Unidos (país en el que está basado el presente libro) y puede generar incomodidad entre quienes leen la historia.

Dicho contenido es: acoso escolar, tiroteo en escuelas secundarias, violencia gráfica, escenas gore, lesiones, muertes, pérdidas humanas; y por el otro lado también representa temas dentro de la materia psicológica con traumas, depresión, ataques de pánico, entre otras.

Ni mal está decir que si sufres o has pasado por una situación similar y necesitas hablarlo, mi mensajería está abierta y disponible para eso, más allá de también recomendarte sobre hacer alguna terapia. Así mismo, si quieres evitar leer sobre estos temas, puedes pasar al siguiente capítulo en el que no tendrá contenido explícito a excepción del daño psicológico.

Por último, he de agregar que como persona y escritora me encontré en una gran duda de si escribir estas escenas o no, sé que es relevante para la historia y para el crecimiento de la protagonista, mi único conflicto es que esto es un tema sensible y controversial, no es mi intención causar algo de eso ni menos causar una revictimización. Como profesional de la carrera de Criminología y Seguridad, repudio todo hecho violento, además de tener el deber con la justicia y la seguridad procurando de no generar daño, sino por el contrario, evitar que hechos así sucedan.

Gracias por la compresión.


[...]


Un tiroteo.

Esa es la venganza que quieren llevar a cabo.

Me produce asco y un miedo imperceptible. No sé el momento en que pueden llegar a actuar, no tengo las pruebas ni los nombres como para advertir a la policía, no tengo absolutamente nada, y tampoco es como si pudiese enviar un mensaje a mis amigos y guardines sobre esto, si resulta real esto o que de igual manera termine por dar una denuncia al respecto, podrían encontrar esos mensajes y culparme.

Sólo se me ocurre una cosa, y por más que estoy temblando como una gelatina, logro salir haciendo el menor de los ruidos, al menos hasta que cruzo el pasillo y empiezo a golpear la puerta de Michael con toda la fuerza.

No sé cuántos minutos es que pasan que escucho el ruido de llave, me detengo justo a tiempo. Un golpe más y le hubiese dado a un Michael recién despierto. Entrecierra los ojos, observando atento y preocupado.

—¿Sucedió algo? —preguntó mirando hacia arriba, hacia mi departamento.

Poco a poco, en cuestión de segundos, va adoptando una posición firme, tensándose. No pasa nada por mi mente ni mi cuerpo más que el miedo que me ha quedado de la visión, por lo que me lanzo a sus brazos. Estoy sudando en frío, sintiendo mi estómago revuelto.

Quiero vomitar, quiero gritar, quiero llorar, quiero esconderme en un rincón y no salir más.

Quiero dejarme enterrar por la oscuridad.

Quiero que me lleven y no me dejen salir de allí.

Sólo quiero desaparecer para siempre...

—Cam, Camille, por favor, regresa a mí —dice Michael con la voz baja, siendo un susurro en esta oscuridad —. No me hagas esto, vuelve —sigue insistiendo, y cuando quiero abrir los ojos para ver alrededor, no puedo. No veo nada.

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