Huele a algodón de azúcar.
Sí, exactamente a eso huele el mundo de mis sueños.
Se me hace increíblemente sorprendente estar despierta y saber que estoy dentro de un mundo dentro de mi mente, donde el sol da pinceladas de tonos dorados a las nubes y al cielo azulado. A mi izquierda está la orilla de la playa, reflejando por completo el cielo. En algún punto de la lejanía, ambas partes se unen y se mezclan.
Es hermoso. Y peligroso, si me dejo llevar por mi curiosidad de saber cómo es el agua, es muy posible que me pierda allí.
A mi derecha hay un pequeño bosque hecho de diversas plantas, enredaderas, árboles y arbustos, distintos detalles de verde.
Tanto por frente como detrás mío está el camino, demasiado largo.
—¡Michael! —llamé a gritos esperando a que aparezca, o al menos grité en respuesta —¡Miguel!
Nada. Tan sólo el sonido de las olas rompiéndose atrás mío.
Respiré hondo. Bien... Sólo tengo que avanzar. Es lo más lógico para hacer en un mundo hecho por mi subconsciente, ¿no?
Sólo es dar un paso... Un paso...
Y siento como un gran empujón que me traslada en un segundo hacia el otro lado de donde esperaba pisar.
¿Cómo mierda?
—Cam, es hora de dormir.
Distingo la voz de mamá y levanto la mirada, llevándome un pequeño sobresalto. Esa soy yo... pero de niña. Reconozco ese cuarto, es la habitación de invitados de la casa de mi abuela. Y yo estoy sentada sobre la cama, garabateando algo en mi libreta.
—Ya voy —respondí, no quería dejar el dibujo pero tampoco me entusiasmaba que vuelvan a insistir conque tenga que dormir. Así que me paré y fui a apagar el interruptor.
Oh, eso es extraño... Mi libreta está brillando...
Con cuidado, me acerco a ella mientras mi yo del pasado permanece cerca de la puerta del cuarto. Hay algunos símbolos extraños dibujados en la misma libreta como así también plumas sueltas... No, no son plumas sueltas.
Son alas.
Alas de un ángel que comenzó a caer.
El aire se me escapa. ¿Acaso yo sabía de este mundo y lo olvidé? ¿Cómo? El sonido de un gran trueno me sobresalta y cuando volteo ya no me encuentro en aquella habitación, sino que estoy en medio de la calle, en medio de una tormenta pero la lluvia no me empapa, al contrario, me rodea.
Esta es la casa donde vivía antes de mudarnos al edificio, no muy lejos estaba el jardín de infantes donde asistí y conocí a Hayden...
Comencé a mover mis pies sabiendo exactamente dónde ir. Fue una noche de tormenta en que escape de casa y corrí hacia un pequeño bosque donde habíamos encontrado una casa del árbol, estaba cansada de las discusiones de mis padres. No me importó más nada que salir de allí, no se dieron cuenta hasta que el viento azotó la puerta de entrada.
Mientras me muevo entre los árboles puedo escuchar las sirenas de la policía. Sobre mí, los rayos tienen mucha más fuerza. Era muy imprudente de niña, pero más por mi desconocimiento dado a que no sabía que estar entre árboles traería precisamente a estos rayos, y eso fue lo que golpeó el árbol al lado de la casita.
Me quedé quieta observando donde antes estaba la casa, recuerdo que me dijeron que se destruyó por completo pero no recordaba cómo. Ni siquiera recordaba que un hombre me había atrapado. Puedo ver mi pequeño cuerpo inconsciente colgando de los brazos de un sujeto que me da la espalda, pero la forma de esa espalda, su ancho, el cabello levemente rizado...
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Elegida
ParanormalMichael se cruza de brazos, como si no pudiera creer lo que acabo de decir. -¿Estás descubriendo que existen dioses y otras razas pero te ofendes que Santa Claus no se incluya en la lista? Hago una mueca, es un buen punto. Suspiré llevando mi cabel...