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Su pecho subía y bajaba con anormalidad, sus extremidades congeladas formando puños, su cara tensa por la rabia, sus párpados cerrados con demasiada fuerza, con sus cejas arqueadas y sus labios fruncidos.

La ira de el rubio era innegable.

¿Cómo era posible que le habían quitado lo único que deseó todo ese tiempo?

Se suponía que tenía un plan, era lo único que se había propuesto en su vida, ¿por qué no iba a lograrlo?

¿Todo eso fue para nada?

Estaba a punto de gritar, de dejar salir su ira, de mandar todo a la mierda... hasta recordó un pequeño detalle.

No era el único varado en ese lugar.

Dirigió su vista rápidamente hasta los otros tres chicos que parecían sumidos en miedo puro, en sus caras se podía reflejar el terror.

En otro momento, o tal vez si hubiera sido otra persona, se hubiera reído de sus expresiones tan raras, pero la verdad era que Jake, además de lo furioso que se sentía, jamás había sido alguien de mostrar emociones en público.

Entonces devolvió su vista a la nada e inhaló tratando de encontrar algo de tranquilidad, para enfrentar a los chicos presos de miedo que estaban a metros de él.

Era hora de explicar qué ocurría.

Se podía sentir de lejos la gran desesperación que todos emanaban, no podían entender lo que ocurría ni por qué estaban allí.

Jake no sabía qué hacer para poder tranquilizarlos la verdad los aterraría aún más, sin añadir que lo más probable es que nadie le creyera, pero...

¿Cómo iban a hacer eso?

¿Quién en su sano juicio iba a tomar esto con normalidad?

Por una parte lograba entenderlos, pero tenía que calmarlos lo más antes posible si no quería que les ocurriera algo indeseable.

—Yo les puedo explicar, ¿bien? —se tomó una gran pausa, esperando que con esas palabras todos le prestaran atención.

—¿Qué está pasando? —preguntó una Eliza aterrada, su piel estaba pálida y sus cejas cruzadas lograban reflejar todo su temor.

—Esto no será fácil de entender pero... —volvió a parar, estaba buscando las palabras adecuadas para algo imposible, por decirlo así—. Nos encontramos dentro de Wrengel.

Nadie dijo nada, solo lo observaron incrédulos, seguramente pensaban que el rubio se le había zafado algún tornillo.

—Esto es mi culpa —suspiró derrotado—. Yo los metí aquí, pero ahora me di cuenta que todo esto fue solo un gran error, les prometo que los sacaré...

—No, no, no —interrumpió el australiano—, tú nos estás diciendo que hemos entrado a un videojuego, que tú nos metiste en un videojuego ¿Qué demonios es esto? ¡¿Jumanji?! —negó con la cabeza rápidamente, incrédulo.

—Sé que no es fácil de entender, pero es lo que ocurrió, pase gran parte de mi vida creando esto, y funcionó. —confesó.

Las miradas de confusión no paraban, obviamente esto no sería nada fácil de decir, Jake lo sabía desde el primer momento, pero ya no había marcha atrás.

Cole inhaló, tomó un montón de aire y lo dejó salir, era él quien más calma poseía además de Jake. Este le sostuvo la mirada, se veía molesto, claro, cómo no estarlo ante algo así.

—Bien, digamos que te creo y te entendí, aún eso no explica por qué nosotros estamos aquí, tú querías esto, no nosotros.

—Lo sé y lo siento, me di cuenta que es un error, ahora... —apretó sus ojos tratando de calmarse—. Tenemos que salir de aquí antes de ser asesinados.

Cuidado con caer [Libro 1 y 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora