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Luego de una larga hora de explicaciones y confusión. Todo estaba dicho.

Bueno... todo lo importante.

Jake le había contado la verdad a Cole y Sharon.

Danica y Gregg afirmaron la muerte de Eliza.

Jake explicó un poco más sobre el juego, para ser exactos, información que los Imantes sabían gracias a Sarco —del cual, por cierto, no le habían mencionado al rubio—.

La mayor sorpresa de la pareja fue al hablar de las muertes, el olvido que eso causaría.

¿Ser olvidado por todos de un segundo a otro, como si nunca hubieras existido? de tan solo imaginarlo, hasta la piel de gallina se les ponía.

—Se hará de noche pronto, hay que encontrar un sitio donde dormir antes de que este lugar se vuelva más peligroso —comentó Jake, observando a los alrededores.

—Hay una cueva en donde pasamos la noche anterior, está lo suficientemente alejada de peligros. —contestó Gregg.

—Bien, vayamos allá.

Luego de unos largos minutos de caminata en completo silencio, llegaron a la dicha cueva, a salvo.

Era un lugar bastante espacioso, lo suficiente para dormir todos sin ningún problema. Jake caminó a una de las esquinas del gran lugar, se agachó, y dio tres golpes suaves en el suelo.

Todos se le quedaron observando como si se hubiera vuelto loco. Sus caras hasta un punto podían considerarse graciosas pero el rubio no les dio importancia y esperó a que el juego hiciera su magia.

Segundos después, aquel mismo lugar que recibió pequeños golpes por parte de Jake, apareció una canasta repleta de variedad de frutas (bananas, manzanas, uvas, peras, melones, etc.)

Jake tomó una manzana y se encaminó hasta donde todos estaban, quienes le seguían viendo, perplejos.

—Yo cree este lugar, sé cómo conseguir comida. —se hundió de hombros, restándole importancia—. Pueden tomar lo que quieran.

Ante aquellas últimas palabras Cole y Sharon casi se fueron en una carrera al lugar de la comida, Gregg observó a Danica, quien no les prestó atención, mirando a un punto fijo.

—Te traeré algo. —y se fue.

Solos ahora Jake y Danica, él la observó por unos segundos para apartar la vista, avergonzado.

—Lo siento. —pronunció él.

Ella lo observó por primera vez desde que habían llegado al lugar, con el ceño fruncido. Pero no pronunció palabra alguna.

—Sé que con esas palabras no remediaré nada, pero es lo único que está a mi alcance en este momento —la observó—. En serio lo siento, como no tienes idea. Nunca quise que esto pasara, nunca quise que nadie corriera peligro. Tuve una idea errónea de lo que quería, no pensé en lo que podría pasarle a el resto, fuí egoísta, lo sé.

—No lo pensaste —repitió Danica luego de un corto tiempo de silencio—. Mi hermana está muerta, solo porque no lo pensaste bien —rió secamente, sin ganas—. Vaya.

Jake no pudo pronunciar nada más ya que Gregg apareció en su campo de visión, acercándose a la chica y ofreciéndole una pera.

Ella le ofreció una escasa sonrisa y la tomó para segundos más tarde darle un pequeño mordisco.

—Gracias.

Su idea fue hablar del plan en la mañana.

Era mejor, tal vez, asi se dormiría mejor, con nervios, pero no tantos para no poder cerrar el ojo.

Cuidado con caer [Libro 1 y 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora