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—¿Cómo es ella?

Los Imantes se encontraban posicionados esperando a que el carruaje les diera el paso para entrar. se habían escondido en una de las esquinas del castillo, con un gran árbol que los cubría para no ser vistos y, además, estaba cerca de la puerta principal.

—¿Quién?

—Lia, ¿cómo es? físicamente digo.

Gregg no había podido sacarse esa niña de la aldea de la cabeza, en el momento en que la vio solo pudo imaginar a como sería su hija.

—Mmmm... tiene los ojos de un color miel hermoso, justo como los tenía papá —admitió ella mientras se arrecostaba del árbol—. La poca capa de cabello que tiene es castaña, no es voluptuosa pero si bastante alta. —pareció pensar algo durante un momento—. ¿Sabes? Antes creía que se parecía mucho a Eliza, pero ahora contigo frente a mí, puedo notar que es la réplica tuya. -sonrió apenas.

—¿Ah sí? —no sabía porque eso último le había alegrado tanto, pero así se sintió.

Danica asintió con una pequeña sonrisa en su rostro y agachó la mirada un segundo.

Fue ahí cuando escucharon el sonido de los caballos galopando y se pusieron alertas. Era ahora o nunca.

Silenciosamente salieron del pequeño escondite para acercarse a las puertas del castillo, no habían guardias, de seguro Jake ya los estaba distrayendo.

Se escondieron detrás de una enorme roca para esperar el pase de el carruaje y esperaron a que las puertas se abrieran. Cuando eso ocurrió corrieron velozmente para entrar antes de que se cerraran las grandes puertas del apoteósico lugar.

La carroza se perdió entre otro camino mientras los Imantes iban por la dirección al búnker el cual Jake les había explicado con anterioridad en dónde se encontraba.

Ya la precaución había bajado por lo que no notaron cuando por el mismo camino en el que iban, un guardia se aproximaba. No hubo tiempo de esconderse, por lo que fueron vistos por este.

—¡Alto ahí! —gritó él, levantando su arma y apuntandoles, los Imantes no tuvieron más remedio que levantar las manos—. ¿Quiénes son ustedes?

—Ehh —Gregg trató de decir algo, pero no supo qué.

Fue ahí cuando el guardia entreabrió un poco la boca al notar sus insignias, las insignias Imante.

—Oh no.

Danica aprovechó que el hombre había bajado la guardia para tomar su arco y flecha lo más rápido posible y crear un tiro en su pecho, justo a la altura de su corazón.

—Buena puntería. —comentó Gregg al ver caer al hombre con un golpe sordo al suelo.

—¡Detengase ahí! —escucharon cuando estuvieron a punto de avanzar.

Otro guardía los había visto, por lo que el castaño quiso presumir un poco tomando una de sus dagas y lanzandolas con toda sus fuerzas al hombre que se aproximaba. Logró que el cuchillo cayera en su cuello, creandole una herida abierta, el cual, empezó a desangrarse.

—Lo mismo digo. —le habló Danica.

Gregg rió con voz ronca y ladeó la cabeza para indicar que había que seguir, la chica entendió a la perfección su seña y echó a correr, ya sin importarle si era vista o no.

Y así atravesaron ese pasillo, asesinando a guardias a sangre fría, solo preocupándose por sobrevivir. Mientras Danica apuntaba con su arco y disparaba al objetivo, Gregg enterraba cuchillos a cualquiera que se le atravesara.

Como si fuera el juego más divertido que hubieran tenido.

De un momento a otro, un guardia logró esquivar la flecha de la chica y se abalanzó hacía ella. Trató de safarze pero el hombre tenía mucha más fuerza, sacó un arma de su bolsillo y la apuntó a su cabeza.

—Los Imantes no son bienvenidos a este castillo.

Le quitó el seguro mientras que Danica buscaba alguna forma de librarse, algo que parecía ser inútil, no lo lograría.

—Aleja esa pistola ahora mismo de ella si no quieres tener este cuchillo enterrado en uno de tus ojos. —Gregg apareció de pronto amenazando al guardia con una daga en su cuello.

Nadie hizo nada, nadie se movió. Hasta que...

El guardia, con la misma mano que sostenía el arma, quitó el cuchillo de su cuello y se echó para atrás tan de prisa que a Gregg no le dio tiempo de reaccionar. Antes de llegar al suelo —por el empujón del guardia—, el chico logró oprimir el botón de su oreja para liberar el casco.

Gracias a eso, no se llevó un fuerte golpe por segunda vez.

Sin tiempo de espera, Gregg volvió a lanzarse contra el guardia, quien estaba frente a él, para con la daga cortarle el cuello sin temblarle el pulso.

Se levantó y deshizo el casco —que se había manchado con un poco de sangre—, para observar a Danica, quien seguía en el suelo observandolo.

—Sabía que en algún momento sería útil —comentó refiriéndose al casco—. Ven. —le ofreció su mano (la cual también estaba llena de sangre), ella la tomó y se levantó gracias a su ayuda.

—Creo que ya estamos cerca. —indicó ella tomando su arco, el cual se había caído por la pelea.

Ambos siguieron su rumbo, al parecer, no habían más guardias por los alrededores, algo que agradecieron internamente, la pelea los había dejado agotados.

Unos segundos de caminata pasaron cuando por fin lograron divisar el búnker, también, sin guardias a la vista.

—¿Qué habrá dentro? —se preguntó Gregg.

—No lo sé, pero si no hay protección, no debe de ser nada importante. —se encogió de hombros.

—Bueno, asesinamos a la mitad de los guardias allí, tal vez, uno de ellos cuidaba este lugar.

—Oh, claro, porque...

Se vio obligada a callarse al escuchar un ruido bastante fuerte proveniente de una de las ventanas. Gregg fue el primero en dar un paso hasta ella y Danica lo siguió.

Sabían de quien trataba, Jake dijo que les enviaría una señal para poder entrar por la ventana, algo que fue lo que ocurrió al Gregg abrirla.

Jake entró lo más antes posible y Gregg la volvió a cerrar.

—Bien, rápido. Ya Sharon debe de estar en la sala principal siendo aprisionada.

El rubio se apresuró a colocar la clave para abrir las puertas del búnker.

06 15

Esos números, por alguna razón, llamaron la atención de Danica.

—¿Significan algo en especial? —preguntó refiriéndose a el código.

Jake la observó un momento y no pudo evitar bajar la mirada.

—Ehm... —carraspeó.

En realidad no sabía si decirlo, pero había algo en el que necesitaba contarlo, para dejarlo salir, para liberarse de esa tortura, de todo lo que cargaba. Quería quitarse uno de tantos pesos de encima.

—06 de junio de 1993 el nacimiento y el... —su voz se entrecortó—. 15 de septiembre de 2014 la muerte de mi hermana... Jane.

Cuidado con caer [Libro 1 y 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora