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La tensión se podía sentir en el aire.

Nadie había pronunciado una palabra al volver.

Cole y Sharon se sentían mal por aquella chica que se había fugado sin dar vuelta atrás, tenían miedo de lo que le pudiera pasar.

Por otro lado, Jake se sentía tan indiferente a la situación, su único pensamiento ante eso era: «yo le advertí sobre el peligro, ya lo demás es su decisión»

Tal vez era el miedo que en realidad sí le pasara algo —y terminarse convirtiendo en un asesino—, lo que le obligaba a autoconvencerse de que no le importaba.

Ya habían vuelto al lugar en el que pasarían el resto de la noche.

Por lo que Jake descifró, ya habían transcurrido cinco horas desde aquel momento en que el bosque colapsó y no ocurrió nada, demostrándole así, que en la noche no ocurría aquello y podrían dormir en paz.

Sharon estaba recostada sobre una hoja, literalmente de su tamaño y de un verde vivo que se podía sentir un tanto suave, aparentemente dormida. Cole estaba a su lado y Jake se encontraba al otro lado del australiano en sus respectivas, grandes y sedosas hojas.

Ellos dos seguían despiertos —y no haciendo guardia—, mirando al cielo, sin mover un solo dedo, sin tan siquiera sentirse. No se escuchaba nada más que la suave respiración de la chica dormida, ya que los otros dos parecían estatuas.

Sus pensamientos eran completamente distintos.

Cole tenía en mente a Eliza, estaba preocupado por ella, por lo que le pudo haber ocurrido. Esperaba con toda sus fuerzas que se encontrara bien, con vida.

Jake, por otro lado, solo pensaba en los Imantes, en el puesto que le fue arrebatado, en lo que estuviera haciendo en este momento si fuera uno de ellos, en odiarlos con todo su ser...

—¿Por qué creaste este lugar? —preguntó el australiano, sacándolo de sus pensamientos—. ¿Esto acaso era posible? ¿Siempre lo fue?

Hubo un pequeño momento de silencio mientras los dos tenían sus ojos fijos en el cielo y en las estrellas que brillaban, con fascinación.

Pensó demasiado si contestar o no, pero recordó que tenía que encontrar la manera de ganar su confianza por si se topaban con los Imantes.

—Estuve trabajando en esto por años —confesó luego de varios segundos de silencio—. No fue fácil, tuve que contactar con muchas personas para esto.

—¿Para qué? —sus cejas se fruncieron casi de inmediato y preguntó confuso.

—No lo sé —mintió.

Por primera vez en la conversación, Cole desvió su vista al rubio, quien mantenía su mirada fija en el cielo estrellado.

—¿Me estás diciendo que creaste un videojuego que es capaz de introducir personas reales en él... para nada?

El silencio volvió, pero esta vez no fue nada tranquilo. El aire alrededor se volvió completamente tenso, Cole volteó a ver a su novia, comprobando que seguía dormida y observó de nuevo al chico, quien se veía serio.

—Por nada —pronunció luego de un largo tiempo.

Cole negó y dio rió amargamente.

—¿Nunca hablarás de ti? ¿De por qué nos metiste aquí?

—No quieres saberlo.

—Yo creo que sí. ¿Por qué este lugar nos mataría? ¿Querías acaso morir de una manera epica?

—No quiero morir —confesó luego de varios segundos.

—¿Entonces?

Jake lo pensó, lo pensó demasiado, no quería dar una respuesta, pero necesitaba desahogarse, necesitaba dejar salir ese dolor que cargaba desde hace mucho.

Cuidado con caer [Libro 1 y 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora