Cuidado con caer [Libro 1 y 2]

• Prefacio •

La luna brillaba, distinguida y feroz, ¿desde cuándo parecía ser tan… sobrenatural?

Pero no, no era momento de desconcentrarse.

Ahora tenía que correr si quería salvar su vida.

¿Qué cosa era esa que con tanto esmero lo seguía?

Por más que trataba de ver a su espalda, no podía estar seguro de lo que era. Solo escuchaba gritos, más gritos, y no precisamente humanos.

Pero eso no era todo.

¿Desde cuándo había sangre en su ropa?

Dejó que su vista cayera en su pecho, notando la increíble cantidad de sangre que bañaba su vestimenta. Pero él estaba bastante seguro de que no le pertenecía.

Por más que trataba de entender no podía hacerlo, porque, ¿en serio había explicación para todo eso?

Y fue ahí cuando lo escuchó.

—¡Jake! —él conocía esa voz—. ¡¿Dónde estás?!

¿Por qué no podía gesticular palabra alguna?

Abrió la boca, listo para gritar y que sus cuerdas vocales se rompieran, pero le fue imposible. De hecho, en cuanto trató de hablar, sintió algo apretar su garganta.

Fue entonces cuando una fuerza de voluntad lo obligó a caer contra el suelo, dándole un golpe a su cabeza. ¿Qué ocurría?

Y lo vio.

Observó al enorme animal que tenía encima. Quien lo veía con hambre, parecía sediento cazando cada atisbo de movimiento.

Él estaba preso del pánico, no se podía mover, ni hablar. Seguía sin saber qué ocurría. La desesperación llegó tan rápido que estaba olvidando cómo respirar.

—¡Jake! —siguió llamándolo aquella conocida voz.

Si antes no logró pronunciar alguna palabra, ahora era menos posible que lo hiciera. Así que solo se quedó estático mientras que el animal lo observaba, el rojo de sus pupilas era intenso, aterrador.

Sintió una gran gota de algo espeso caer por su cabeza, muy lento, hasta el suelo y, por el olor metálico, estuvo seguro de que era sangre.

Su sangre.

¿Ahora sí sería su fin?