Mira como han caido los grandes

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New Rome
Noviembre 25 2020
18:00 UTC-8
Omnisciente POV

Cuando el Dios del cielo conoció su final mil cosas pasaron, primero que nada la muerte se extendió por todo el campo, los semidioses estaban cansados y cuando los monstruos empezaron a levantarse nuevamente no pudieron hacerles frente, muchos cayeron en los primeros minutos cuando los cíclopes fueron los primeros en levantarse, otros intentaron defenderse usando sus poderes, los hijos de Hécate lograron sobrevivir más tiempo usando sus poderes para defenderse del incremento en fuerzas enemigas, aunque no pudieron hacer nada cuñando fueron interceptados por un ejército de Drakones liderados por las tres hermanas, Medea, Pasifae y Lamia

Pero no fueron los únicos, las fuerzas de Dríades y Karpoi de Meg McCaffrey
Tuvieron problemas con los gigantes de fuego cuyas llamas eran tan poderosas que incluso las Meliades se vieron obligadas a retroceder las llamas se veían horribles al estar rodeados de tan Grande oscuridad, aunque claro había puntos en los que fuentes de luz se podían observar, las enormes llamas quemaban todo a su paso y algo le decía a Meg que no solo estaban ahí, sentía que en todo el mundo los plantas sufrían, que cuando el sol fue devorado todo su poder cayó sobre la tierra quemándola y destruyendo toda la vegetación en el una vez verde planeta

Mientras los grupos de semidioses se dividan para mantener su supervivencia uno de los recorría el cielo intentando encontrar a su familia, el semidiós en cuestión había estado ayudando a un dios para eliminar a un gigantes específicamente el destinado a matar a su padre cuando escuchó el caos, un rayo enorme le llamó la atención haciendo que volar en dirección al origen de este para confirmar la seguridad de su familia, lamentablemente lo que encontró no fue bueno, en el suelo lacia su hermana no solo de palabra pues también compartían padre divino, a su lado se encontraba hecho pedazos el estandarte de la doceava legión, el ala derecha doblada y aún así estaba mejor que la izquierda que faltaban el mango hecho trizas, alrededor de ellas cientos de monstruos rodeaban a los otros tres que estaban con ella, los tres pelaban por sus vidas intentando sobrevivir al Ketus que lanzaba enormes pedazos de roca

Zane descendió del cielo cargando un poderoso rayo impactando en el suelo, la tierra tembló mientras una enorme descarga salió de su cuerpo corriendo en el aire y la oscuridad hasta impactar con los monstruos, los más pequeños murieron, aunque otros grandes y resistentes como las Hidras o Cíclopes solo rugieron antes de atacar con más fuerzas, las paredes de agua cayeron mientras el Ketus daba un paso aplastando a uno de los gemelos, el otro logró rodar evitándolo pero no tuvo tanta suerte cuando un Hellhound apareció detrás de el, y una milésima de segundos después no quedó rastro de ninguno de ellos

Al mismo tiempo que el caos se desataba, que la muerte y la masacre comenzaban su reinado sobre el campo Hera, Reyna de los dioses, vio como el cadaver de Zeus era exhibido como un premio, como un trofeo de guerra, sus ojos desorbitados y su rostro hinchado, el Ichor dorado cayendo de sus miles de heridas, Hera no podía soportarlo y se impulsó en dirección a su marido, o al menos el cadaver de este, detrás de ella las estrellas caían perdiendo lo que una vez fue un magnífico brillo y convirtiéndose en polvo, la vía láctea se convertía en una simple línea grisácea que se difuminaba con cada paso que daba

"Tartarus... como te atreves a matarlo!" Grito Hera desde la distancia invocando una espada en su mano derecha, una hoja de puro adamante que brillaba como el polvo cósmico ondeando detrás de ella, Tartarus miró a la diosa con una sonrisa en su rostro

"Hera! Tan desesperada estas por unirte a tu cobarde marido?" Pregunto con burla el primordial extendiendo sus brazos, su armadura se extendió formando un casco que cubría su rostro, un casco que parecía el craneo del mismo diablo aunque el rostro era un vacío, un agujero negro que amenazaba con tragarse todo a su paso, que prometía dolor y sufrimiento eterno, aún así Hera no se inmutó mientras continuaba avanzando, aunque ya no sabía si su velocidad era algo que ella había causado o la habilidad de Tartarus de atraer objetos y seres cercanos como si tuviera gravedad propia

Percabeth: La historia Del Mar y la lechuzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora