Percabeth: La historia Del Mar y la lechuza

Beantown conoce a los Kane

Coney Island, New York
Abril 25 2013
Percy POV

Estaba con Annabeth caminando por Coney Island, estábamos esperando a que lleguen los hermanos Kane, o Magnus el primo de Annabeth, habiamos contactado a los Kane debido a nuestro pequeño encuentro con el Grifo, no era común que las criaturas de un panteón vayan a otro solo por que si, y el hecho de que el grifo haya decidido anidar (o al menos intentarlo) en el techo del Star Huntress.

A Magnus lo habíamos contactado por que Annabeth quería verlo, lo entendía era su primo, la única persona de su familia paterna que en realidad entendía lo que era estar envuelto en el lío mitológico, ademas de que ella consideraba que sería buena idea que los egipcios sepan de los nórdicos y viceversa, nunca sabes cuando un loco va a juntar ambos mundos por diversión.

Como sea, mientras paseábamos observé las atracciones a las que nos subimos en nuestra primera cita, hace ya cuatro años, sonaba tan lejos, pero al mismo tiempo, al pensar por todo lo que hemos pasado, eso podia llegar a parecer tan insignificante, aún así era de las que más apreciaba, ese pequeño momento de normalidad era unos de los pocos que tenía desde mis doce años, y lamentablemente eran menos los que compartía con Annabeth.

Mientras caminaba me tropecé con una raíz, y Annabeth como buena novia que es se río de mi, me reí con ella, recordando los viejos tiempos, cuando me tropezaba con todo.

Después de unos minutos de estar tirado en el piso riendo, Annabeth me extendió la mano, la tome y me ayudo a pararme, una vez parado le di un beso rápido, y al separarme me quedé admirando sus ojos tormentosos, las nubes en ellos se movían como engranajes ante cada idea que tenía, cada pensamiento, cada emoción, debajo de sus ojos sus pecas de verano se empezaban a formar, tres de cada lado aunque una cuarta se empezaba a notar en el lado izquierdo, justo debajo del mechón blanco.

Tome sus manos y la volví a besar, recibí varias miradas de la gente, probablemente pensando que no deberíamos hacer muestras de afecto en público, no podría importarme menos, yo amo a Annabeth y eso no va a cambiar y si quiero besarla lo haré no me importe donde esté, gente envidiosa.

Con mi mano derecha tome su mechón blanco, aún no comprendía por que se mantenía, no solo en ella también en mi, y probablemente la gente que pasaba pensaba que nos lo habíamos pintado a propósito como muestra de que somos pareja, no se imaginan que es una cicatriz, una marca de fortaleza, una marca de lo que tuvimos que hacer, una que demuestra lo que hemos pasado juntos, pase el mechón detrás de su oreja despejando su cara, ella sonrió.

Mientras observaba sus ojos ella vio algo detrás mío, me voltee y pude observar a Carter y Sadie Kane, los magos egipcios, dos de la tres personas que esperábamos ver el día de hoy

"Carter, tío, un gusto volver a verte, y mira fuera del hombre-pollo gigante" le dije, Sadie río, Carter sonrió y negó con la cabeza

"Que pasa, Percy, como es vivir con los peces" Me respondió el, los cuatro reímos, era bueno notar que a pesar de no ser lo que se denomina 'amigos', nuestra relación esté bien, después de todo solo lo había visto dos veces, ambas con el peligro de un loco acechando, esperaba que no hubiera problemas, empezamos a caminar esperando encontrar a Magnus

"Annabeth, qué tal te va?, veo que sigues controlando a Percy" dijo Sadie, pues una mano en mi pecho de manera dramática

"A mi Nadie me controla" le respondí fingiendo indignación, Carter sonrió burlonamente, mientras Sadie reía, y Annabeth me miraba con la ceja enarcada

"En serio?, nadie?" Pregunto, bien

"Sip" dije marcando la p, "Nadie" le respondí haciendo énfasis en la palabra, ella abrió los ojos y lo comprendió empezando a reír, los Kane solo la miraron como si estuviera loca, me acerqué a ella y la abracé luego la silencié con un beso