† 14. INTEMPESTA NOCTE †

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| Capítulo 14 |

La noche era oscura y fría, con algunas cuantas estrellas acompañando la brillante luz de la luna que iluminaba pobremente las desoladas calles de Hunllef Town. No se escuchaba nada por los alrededores más que los grillos y algunos búhos. El escenario perfecto para un próximo ataque.

En la pequeña casa suburbana, se podía oler como una deliciosa sopa de tomate estaba casi lista.

Mientras Alex revolvía la olla algo quemada, y chorreada de comida que antes había preparado, pensaba en qué se sentiría morir. Y no era porque estuviera pasando un momento depresivo, sino que de un momento a otro se le vino esa pregunta a la mente. Sin duda resultaría algo inquietante si lo dijera en voz alta.

El chico dejó de revolver para probar la sopa, en aquel intento se quemó un poco su lengua, pero valió la pena probar el exquisito plato. Sus cualidades de cocina habían mejorado en estas las últimas semanas después de ver aquel programa de cocina que veía en la tarde. Tomó uno de los pocos tazones que tenía y se sirvió una gran cantidad de sopa.

Retiró la silla sonoramente haciendo que esta chirriara. Se dejó caer en el asiento y soltó un gran suspiro. No vivía con nadie, así que estar día y noche entre estas cuatro paredes se podía volver un poco deprimente.

Sopló su sopa, se acercó la cuchara metálica a la boca y, antes de darle una probada,  se escuchó por todos los rincones de la casa un terrible y aturdidor grito que le heló la piel de inmediato. Por el sobresalto, soltó la cuchara y junto con ello tiró su sopa sobre la mesa al levantarse alarmado. Su respiración y latidos ahora estaban más erráticos que nunca.

«¿Qué diablos...?»

Los pensamientos del chico fueron interrumpidos por el surreal escenario en el que todas y cada una de las cosas que estaban dentro de la casa empezaron a balancearse bruscamente de un lado a otro, amenazando con salir disparadas al otro extremo de la habitación. El pánico del chico se podía sentir a flor de piel.

Claramente Hunllef Town no era un pueblo en el que cotidianamente ocurrieran terremotos y jamás había presenciado de uno tan fuerte como este. El escalofriante sonido que producía el terremoto junto con los objetos chocar unos contra otros y caerse abruptamente era un escenario que sin duda paralizaría a cualquiera.

Alex sumamente agitado y temiendo por su vida. No lo pensó mucho y tomó sus llaves y una linterna que estaba cerca de la puerta y salió corriendo de su casa, con cuidado de que ninguno de sus cuadros le cayera en la cabeza por el violento balanceo que se estaba produciendo en esos momentos.

Mientras corría, su respiración se estaba entrecortando cada vez más debido a que no estaba respirando adecuadamente, se podía escuchar como, con cada paso que daba, alguna hoja seca o rama era rota bajo el peso de sus pies. No sabía que diablos había sucedido en su casa, pero sea lo que fuera no quería descubrirlo.

Se detuvo un momento a tomar aire, sus pulmones ardiéndole le estaban exigiendo oxigeno. Apoyó sus manos a sus rodillas y bajó la cabeza, respirando con dificultad. Al recordarse de su linterna pudo comprobar que todavía la tenía en su mano. Si esta se le extraviaba, estaba perdido.

Maldito pueblo.

—¡¿POR QUÉ NO PUEDES SER NORMAL UNA VEZ EN LA VIDA, HUNLLEF TOWN?! —gritó con todas sus fuerzas a la nada.

PARASOMNIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora