† 35. PRAE MORTEM †

3 2 0
                                    

| Capítulo 35 |

El intenso sol impactaba sobre su pálida bien al mismo tiempo en el que el sudor baja por su frente, haciendo que varios de sus mechones negros se pegaran a su sudada frente. Su pecho subía y baja a medida con cada paso que daba mientras corría por las adoquinadas calles del pueblo. Sus oídos eran invadidos por la canción Month To A Flame de The Weeknd. 

Hace semanas que no salía a correr y ya sentía que necesitaba retomarlo. 

A medida que pasaba en frente de varias tiendas del centro, lo único que le venía en la cabeza no fue el hecho de que tenía tarea de química pendiente, o el hecho de saber cómo seguía Camelot después de aquel encuentro con las sombras y saber sobre su ausencia a clases, no. Nada de eso. La única que invadía sus pensamientos desde la última vez que estuvo en su casa era Clare.

Todavía recordaba con claridad como se veía tan hermosa y pacífica estando dormida. Sus cobijas todavía tenían su olor. Pero sobre todo, todavía recordaba cómo entró en pánico al saber que algo malo le hubiera pasado al ella haberse desmayado en frente de él. Temía no estar para ella en su momento más vulnerable. Temía perderla.

Soltó un suspiro deteniéndose en frente del parque, todavía con la respiración agitada. Afortunadamente un árbol cercano le hacía sombra en esos momentos.

Desde que la conoció había sentido una especie de conexión magnética con ella que no se podía explicar. Sentía que de cierta manera eran algo parecidos con respecto a que ninguno sentía miedo alguno, o al menos eso pensaba Mikhail. Podía entenderla a la perfección y eso, de alguna forma u otra, lo intrigaba a la vez.

Desde que conoció a Clare, ella había hecho estragos en el chico de una manera que ni ella se podía imaginar. A veces se sentía muy bien, pero otras veces eso hacía que Mikhail se sintiera inquieto, asustado, por lo que eso significaba.

«¿Y si de alguna u otra manera llegase a pasar otra vez, pero con Clare?», pensó Mikhail. 

De solo pensar aquello, su pecho subía y baja con rapidez, su pulso se empezó a acelerar y su mirada se mantuvo fija en la nada recordando aquel acontecimiento. Pero antes de que la ansiedad se hiciera presente, cerró fuertemente sus ojos y respiró profundamente.

—No. No permitiría que eso volviera a pasar. —Se dijo a sí mismo una vez que abrió nuevamente sus ojos.

Para desviar un poco su atención, decidió cambiar la canción que estaba escuchando por Heaven And Back de Chase Atlantic, para luego seguir corriendo hasta su casa.

Al llegar, se quitó sus audífonos, saludó a sus padres y subió a su habitación. Estaba algo sudado, así que se quitó su camiseta gris y entró al baño. 

Después de darse una ducha, salió con una toalla enrollada en su cintura. Se podían apreciar todos los tatuajes que tenía en sus brazos. A medida que avanzaba a su closet secándose el cabello con otra toalla se percató de algo que no había visto antes.

Frunció el ceño al ver un péndulo amatista. Sabía perfectamente que el que siempre cargaba Clare en su cuello era uno de turmalina negra, así que se extraño. Pero en ese instante le vino el recuerdo de que hace unos pocos días Camelot había venido a su casa a jugar videojuegos, así que tal vez lo había dejado para ese entonces.

Una vez que se vistió, le envió un mensaje a su amigo avisándole al respecto.

Oye, dejaste tu péndulo en mi casa. ¿Quieres que te lo lleve?

Al ver los otros mensajes anteriores se dio cuenta de algo extraño. Todos los mensajes que le había mandado últimamente a Camelot, este los había visto, pero no había respondido, ni siquiera en los que Mikhail le preguntaba cómo estaba. Le pareció sumamente raro, ya que por más que Camelot estuviera muy ocupado, por lo menos le respondía con un pulgar arriba.

PARASOMNIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora