† 15. SANGUIS †

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| Capítulo 15 |

Caminaba por las adoquinadas calles hacia la carnicería. Se podía apreciar como habían muchas personas y autos a esa hora del medio día.

Evelyn repasaba mentalmente su lista de cosas por comprar, lo único que le faltaba de su lista era la carne para hacer su Bistec. Irónicamente, desde que era mucho más joven, detestaba la sangre. Tanto era su miedo que, en una práctica de Biología cuando aun estaba en la preparatoria, se desmayó antes de tan siquiera ver como diseccionaban un cerebro de vaca.

Al llegar a la carnicería, vio como habían embutidos y carnes de la mejor calidad expuestas a la vista de los compradores. La joven al sentir el desagradable olor de la sangre se le removió el estómago. Se tomó un momento para tranquilizarse, y cuando se dio cuenta que uno de los carniceros se percató de su presencia, algo apenada habló.

—Buenos días, quisiera un Bistec de carne, por favor. —ordenó la castaña al ver al señor regordete con un medio delantal lleno de manchas de sangre. El hombre simplemente asintió y se volteo para buscar el pedido de la chica— Y por favor que no tenga mucha sangre —habló un poco más alto para que el señor la escuchara.

El hombre sacó un reluciente y gran cuchillo de carnicero, la joven al verlo ahogó un grito e inmediatamente apartó la mirada.

Cuando por fin su pedido estaba listo, el hombre puso la carne en la bolsa con una mirada fija, pero sombría y alzando un poco una de las comisuras de su boca en una pequeña e inquietante sonrisa ladeada. La joven algo nerviosa por el aspecto del hombre, le dio rápidamente las gracias, tomó la bolsa y se fue del lugar.

† † †

Al llegar a su casa, Evelyn dejó las bolsas de compras en la isla de la cocina. Su mirada se detuvo en el montón de cartas del banco que la amenazaban con que si no pagaba sus deudas, le iban a quitar su casa. Sin duda alguna necesitaba un empleo que pagara mucho mejor que estar de mesonera en el bar del pueblo.

Dio un suspiro sintiéndose derrotada. Se sentía como si estos días todo su mundo quisiera conspirar en su contra.

—Vamos, Evelyn. Sabes que tener un día malo no significa tener una vida mala. —Se dijo así misma, tratando de animarse un poco.

Salió de la cocina apagando el interruptor y fue hasta el baño de su habitación. 

Se despojó de sus ropas y al estar frente al espejo se dio cuenta que había adelgazado unos cuantos kilos más. Al vivir en la zona baja de Hunllef Town claramente no tenía muchos lujos que pudiera costearse, y su alimentación cada día empeoraba más.

Apoyó sus codos en el lavabo y masajeó su cuello. Cerró sus ojos y tomó una profunda inhalación repitiéndose mentalmente que todo iba a estar bien.

Quiso despejar su mente al darse una ducha. Cuando tocó el agua y estaba a una temperatura deseada, metió todo su cuerpo, empapándose casi al instante del agua tibia. La sensación del agua al contacto con su piel era muy reconfortante.

Estaba tan ensimismada tratando de bañarse lo mejor que podía antes de que racionaran el agua en su zona, ya que era costumbre que en que Wolfgrove; la zona de clase baja de Hunllef Town, racionaran todos los servicios. Que laramente se extrañó al percatarse que el agua ya no se sentía igual que hace unos segundos.

Abrió sus ojos y pudo ver como lo que debería ser un chorro de agua, ahora se había convertido en una catarata de líquido carmesí muy brillante, con un inconfundible olor a hierro.

Era sangre.

Evelyn dio un agudo grito, pero justo entonces la tubería empezó a desbordar más del chorro de sangre, y no solo la tubería de la ducha sino también la del lavado. En pocos minutos todo el baño estaba inundado de sangre. 

PARASOMNIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora