† 21. QUAESTIO †

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| Capítulo 21 |


—¿Cómo dormiste? —Le preguntó Nicholas a su lado en el asiento trasero del auto de su madre, ya que esta, después de contarle lo ocurrido con Clare, no los dejó para nada ir solos a la preparatoria porque temía que algo les pudiera pasar, o mejor dicho, que algo le pudiera pasar a Clare.

—Bien. Siento que me hizo bien dormir. —mintió la joven. 

Y a decir verdad lo hizo muy mal porque por más que tenía su maquillaje puesto, más de lo habitual, para disimular los rastros de su trasnocho, aun se le podía ver unas leves ojeras bajo sus ojos. Sin duda que después de lo ocurrido le había afectado tanto que ya no podía descansar adecuadamente.

—Sabes que puedes contar con nosotros cada que lo necesites, linda. Somos como tu otra familia. —comentó Virginia; la madre de Nicholas, viéndola por el retrovisor del auto unos momentos antes de volver su vista al frente.

—Gracias. —Le sonrió débilmente para después posar su mano en su mejilla y mirar a través de la ventanilla del auto, viendo como las casas y los pocos autos que habían se volvían una mancha debido a la velocidad en la que iban.

Pasaron las cuatro primeras horas de clase que para Clare fueron una eternidad, hasta que por fin sonó la campana indicando el almuerzo, aunque Clare no tuviera tantas ganas de comer, le entusiasmaba que por fin se pudiera dar un respiro.

Fue hasta la máquina expendedora y en medio camino se dio cuenta que ya había un chico ahí de espaldas a ella. No hizo falta verle la cara para saber de quién se trataba.

El joven se dio la vuelta sosteniendo en su mano una bolsa de Hershey's Popped Snack Mix en su mano. Al ver a la chica se sorprendió un poco y adquirió al instante una sonrisa ladeada.

—Te ves hermosa hoy, roja. —dijo Mikhail algo divertido y con esa sonrisa que tanto le molestaba tanto a la chica.

Clare rodó al instante sus ojos.

—Mikhail, no estoy para tu sarcasmo. —mencionó de mal humor, ciertamente irritada por la actitud del joven.

—Oh, vamos. No seas tan ruda conmigo, Clare. —dijo el chico soltando una leve risa, mostrando su perfecta y radiante sonrisa— Solo te estoy dando un cumplido. —Le dio un pequeño empujón con su brazo en el hombro de Clare, pero ella solo lo miró con cara de pocos amigos, para luego sonreírle forzadamente y seguidamente ubicarse en frente de la máquina expendedora.

«En estos momentos lo único que me provoca, son unos Doritos. ¡Amor eterno a los Doritooos!»

Y como si en ese momento el karma hubiera tocado su puerta, luego de que Clare metiera su moneda y código en la máquina, esta se trabó.

—¡Suelta mis Doritos, asquerosa máquina! —ordenó la chica, dándole varios golpes y violentas sacudidas a la máquina, en un intento fallido para que le diera su bolsa de frituras.

Dándose por vencida, echó su cabeza hacia atrás y soltó un suspiro.

Al volver su vista, pudo ver como Mikhail la observaba con cierta diversión reflejada en sus ojos a medida que comía de su bolsa de dulces.

—¿Quieres? —sugirió el pelinegro tendiéndole la bolsa, tratando de aguantarse las ganas de reírse. 

Tragándose su dignidad, principalmente porque su estómago ya le pedía comida, le agradeció por aquel gesto. Seguidamente metió su mano en la bolsa y sacó un pequeño pretzel el cual se llevó a la boca, lo que no esperaba era que supiera tan bien y se demostró en su mirada, cosa que a Mikhail le hizo soltar una pequeña risa.

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