Capítulo 44 -Una noche de caos.

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Luisa.

Los recuerdos de aquella noche llegan a mi mente nuevamente y debo de admitir que tengo al mejor novio de la vida y también es de decir que nunca espere tener a tan buen hombre a mi lado, estoy muy feliz de saber que pronto él será mi esposo porque he conseguido un buen hombre. Las cosas para nosotros desde esa noche han ido perfectamente y eso es muy bueno para ambos, siendo sincera no hemos tenido que soportar ni a mi madre ni a Sasha, aunque claro tanta calma me hace pensar muchas cosas porque dudo mucho que esas dos mujeres quieran quedarse quietas cuando han dejado muy claro que quieren cumplir sus objetivos. Creo que es claro que si quisiera pudiera tener muchos pensamientos sobre mi madre y esa mujer, pero eso no hará que las cosas se vuelvan más claras para mí. Quiero creer que se han cansado de perseguir sueños absurdos con nosotros y ya no desean seguir siendo una molestia en nuestro camino, aunque eso suene demasiado lindo para poder convertirse en una verdad, pero siempre se puede soñar.

Disperso mis pensamientos porque pensar en esas dos mujeres no hará que nuestros conflictos desaparezcan, en realidad creo que pensar en ellas en vez de conseguirme un beneficio solo me trae malas cosas como por ejemplo malestar. Dudo mucho que en algún momento piense en ellas y cosas buenas me sucedan porque es un hecho que las palabras buenas cosas no van de la mano con ambas porque son demasiado malas para que eso suceda, ya que lo único que desean en nuestra vida son cosas malas, quisiera poder comprenderlas, pero lo cierto es que me parecen dos locas sin sentido.

Centro mi atención en el tocador en el que me encuentro y analizo que sería mejor hacer en mi cabello, lo pienso unos segundos antes de decidir que mi cabello es demasiado hermoso como para atarlo en una cola así que creo que la mejor idea que se me acaba de ocurrir es dejármelo suelto, además debo de mencionar que estoy lista, en esta ocasión opte por un pantalón pegado, una camisa sencilla de color gris y unos tenis negros, una combinación bastante casual y un abrigo porque en ocasiones el frío en esta ciudad es demasiado para mi pobre cuerpo. Me coloco mis pendientes y el anillo de compromiso que me dio Adam porque deseo que todo el mundo note que pronto voy a casarme.

Repaso mi maquilla en el espejo y noto que todo está completamente perfecto en mi rostro así que tomo mi bolso y me pongo de pie, salgo hasta la sala donde me encuentro a Adam sentado en el sofá con la computadora, supongo que ya salió del trabajo, pero siempre hay pendientes que atender, hoy es un día en el que las cosas del trabajo terminaron temprano, aunque supongo que no es así como suceden las cosas para los jefes. No lo pienso demasiado y me acerco rápidamente a Adam que cuando escucha pasos alza la mirada encontrándose con la mía, él me dedica una sonrisa, pero creo que en su rostro se ve claramente la curiosidad de porque me he arreglado.

—¿A dónde vas? —inquiere curioso dejando de lado la computadora—, te ves muy guapa, por cierto.

Sus palabras me hacen colocar una sonrisa en mi rostro, me encantaría quedarme con él, aunque solo pueda verlo trabajar, pero me temo que eso no será posible porque ya di mi palabra para salir con alguien más, es una lástima que no sea de las personas que se echan para atrás luego de dar su palabra. Debo de admitir que en este momento me arrepiento un poco en haberme comprometido en salir con Leah esta noche.

—Quede de ir de compras con Leah—respondo—, pero no te preocupes porque regresaré a tiempo para que cenemos juntos, cariño.

Eso lo hace poner una leve sonrisa en su rostro, me acerco hacia él depositando un beso en sus labios. Me separo de él y le sonrió. Quisiera decir que puede cancelarle a mi cuñada, pero me temo que eso no sería muy responsable de mi parte, además de que ella puede molestarse conmigo y no deseo eso.

—Te espero para cenar, amor.

Estoy deseando volver para que podamos comer a gusto. Las cenas que tenemos siempre es lo mejor del día, ya que pasamos bastante tiempo, hablamos, nos damos unos cuantos besitos y todo es lindo, debo de admitir que estoy completamente acostumbrada a cenar todas las noches con él.

Solo por tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora