Capítulo 5 -Una invitada inesperada

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Adam

Los días han pasado y contra todo pronóstico no tengo nada malo que decir sobre el trabajo de Luisa, sus palabras vuelven a mi cabeza y creo que siempre tuvo razón, pero no quise verlo, ha manejado las cosas de una manera excelente que hasta mí que soy demasiado difícil de convencer ya me tiene de su lado y a mi ver eso es muy bueno porque así tendrá su empleo asegurado en esta empresa. Siempre he sido la clase de jefe que desea lo mejor de sus empleados porque yo soy de los que da los mejor y espera recibir lo mismo, quizás sea demasiado ambicioso de mi parte, pero es así como soy y no puedo cambiar eso de ninguna manera.

Al principio tuve mis reservas ya que ella nunca había trabajado como tal en una empresa, pero según lo que averigüe y lo poco que me conto Hugo si trabajo de manera independiente y no de tiempo completo en algunas campañas de familias reconocidas y vale decir que todas y cada una de esas fue un total éxito, sería estúpido de mi parte decir que no me siento bien de que ella este trabajando con nosotros, ya que su experiencia puede traernos más éxito de los que ya hemos cosechado. Me gusta tener lo mejor en mi empresa y parece que Luisa puede ser puesta en esa corta lista de lo mejor, no soy de los que adula el trabajo de los otros a menos que sea verdaderamente impecable y me tomo que debo de aceptar que Luisa a pesar de seguir adaptándose a este lugar a conseguido ponerse al día con su trabajo, y lo ha hecho bastante bien. Nunca quito la vista de mis empleados porque debo ser yo quien corrija cualquier falla que haya porque eso nos perjudica a todos.

Sigo leyendo la información que Luisa me ha mandado sobre los nuevos proyectos y de que debemos hacer para convencerlos, tiene ideas muy originales de como relacionarnos con los clientes y dejarlos encantados de todas las maneras posibles, gracias al cielo el trabajo de Luisa solo es llevar la comunicación con los clientes y no cubrir mis problemas. Aunque siendo sincero creo que todo el mundo que tiene los ojos puestos en mí y en la empresa quieren saber más de mi vida privada que de la empresa, pero no se pueden complacer a todos en este mundo, diría que lo lamento, pero no lo hago y, además, no me gusta mentir. Soy un hombre de negocio que detesta las mentiras y las palabrerías engañosas porque eso tiende a ser un problema. La vida es como un negocio, debes buscar siempre lo mejor y saber en que debes invertir, tiempo, amor o lo que sea que quieras ofrecer, hay transacciones que son un éxito, pero otras son un fracaso, dicen que de los fracasos se aprende, pero desde mi punto de vista cada fracaso te quiebra y no es lo que sé busca.

Mi celular comienza a sonar y eso me distrae, me quita la concentración es por eso por lo que lo tomo y contesto la llamada sin ver siquiera quien es él que está llamando. No tengo tiempo ni ganas de revisar quien es el que llama.

—Hola.

Silencio, estoy tentado a colgar porque tengo más importantes que hacer que esto, pero escucho un suspiro que me hace saber que si hay alguien tras la línea. No sé que clase de broma de mal gusto es esta, pero la detesto por el simple hecho de que el tiempo para mi vale oro y no tendría que estar perdiéndolo con esta clase de juegos sin sentido.

—¿Hola?

Intento una vez más escuchar la voz detrás de esta llamada absurda, además, es la última oportunidad porque voy a colgar de todas formas, no tengo tiempo que perder en esta clase de cosas.

—Hola—dicen en un susurro.

Mierda, esa voz la conozco y no planeaba escucharla nunca más. La molestia comienza a hacerse presente en mi cuerpo, tanto así que aprieto el celular con la rabia saliendo de mí. No tengo porque tener que soportar esta mierda.

—¿Sasha? —cuestiono con ganas de colgar.

Espero estarme equivocando porque no tengo la paciencia ni las ganas de lidiar con una persona como ella.

Solo por tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora