Capítulo 53-Una sorpresa.

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Luisa.

Debo de admitir que mi luna de miel fue bastante linda, Adam todo el tiempo estuvo complaciéndome en todos los sentidos, quizás es un buen momento para aceptar que extraño esos días, pero ya ha pasado un mes y medio desde que estamos de vuelta en la empresa y con mucho trabajo por hacer. No diré que extraño estar de luna de miel porque detesto estar en el trabajo porque amo demasiado mi trabajo como la renegar sobre él. Eso es de aceptar que el trabajo atrasado es un verdadero fastidio, además del hecho de que debo de lidiar con que ahora no solo soy una empleada en esta empresa, sino también la esposa de uno de los jefes, eso es bastante difícil de digerir para quien sea.

No es que en realidad haya cambiado algo sobre mi puesto porque al fina de cuentas sigo siendo empleada de mi esposo, además del hecho de que no pienso sacar ventaja sobre ser la esposa de alguien porque tengo suficiente como mi inteligencia como para pretender tomar un titulo prestado para sentirme poderosa. Dejo atrás esos pensamiento y fijo mi mirada en mi computadora porque estoy revisando los últimos informes sobre las entrevistas que debe de dar mi querido esposo, es interesante tener el poder de revisar la agenda de mi esposo porque así no puedo ponerme celosa de nada de lo que haga porque sabré muy bien que debe hacer con antelación.

Ahora que recuerdo los celos sé muy bien que no actúe muy bien la ultima vez que me deje llevar por los celos, debí de haber confiado un poco más en Adam, pero en mi defensa no pensé muy bien las cosas. Centro mi vista en el computador y me concentro en las veinticinco paginas que debo de leer para comprender todo, pero el sonido de mi celular me hace salir de mi concentración porque me avisa que es hora de salir de mi oficina, ya que es momento de terminar mi trabajo. Me pongo de pie y un leve mareo me hace sostenerme de la silla, supongo que me levanté con demasiada rapidez de la debida o quizás simplemente debí tener un poco de descanso luego de leer tantas páginas, supongo que debo de tener mucho más cuidado con mi salud.

Apago el equipo de mi oficina y me pongo de pie tomando mi bolso en el proceso, ya que tengo una cena a la que asistir junto a mi esposo, me concentro en guardar los documentos privados en el cajón con llave para evitar cualquier perdida de información que pueda resultar perjudicial y es así como salgo de la oficina. Camino por el pasillo como si nada hasta que por fin llego al elevador donde presiono el botón para esperar que esté abra sus puertas, el elevador llega y sus puertas son abiertas y me encuentro con Adam dentro de él, eso me hace poner una sonrisa en mi rostro, siempre es bueno ver a mi esposo. Me adentro en el elevador y Adam envuelve sus brazos en mi cuerpo dándome un abrazo que correspondo porque quería abrazarlo desde hace unas horas, aunque de igual forma almorzamos juntos.

La realidad de las cosas que desde hace unos días parece que solo quiero pasar pegada a mi esposo como si fuera goma de mascar, pero es una lastima que en el trabajo no puedo pasar demasiado tiempo cerca de él, ya que estamos en áreas diferentes y es un hecho que eso puede verse mal. Es cierto que ya soy su esposa, pero en las empresas siempre hay códigos que se deben de respetar y más si se trata sobre la imagen de la empresa, ya que obviamente no dará buena fama el hecho de que pase encerrada en la oficina de Adam, en realidad pensaran que estaremos haciendo cosas indebidas y me temo que pueden no equivocarse en este pensamiento, pero es bastante molesto que otras personas lo piensen.

—Siempre es bueno verte, esposa—susurra cerca de mi oído y me hace sonreír— ¿Cómo estuvo tu día?

Él se separa de mí y eso me tiene asiendo un puchero que es bastante infantil de mi parte, pero es lo que menos me interesa en este momento. Que pegajosa me estoy volviendo y no entiendo bien a que se debe este extraño cambio de humor de mi parte, aunque en realidad esto se ha vuelto una rutina distinta porque por lo general no soy tan pegajosa con Adam, supongo que el hecho de haber pasado tantos días con él de luna de miel me afectó así que me acostumbre a pasar con él 24/7. Bueno, al menos no es un mal hábito.

Solo por tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora