Capítulo 54 - Las etapas de la sorpresa.

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Adam.

Los días han pasado demasiado lento desde que sabemos que seremos papás, en su momento fue bastante sorprendente saber que tendremos un bebé, aunque para ser completamente honesto tenía un poco de miedo de no lograr protegerlo como nos sucedió con el anterior, sé que no debería de culparme por ello, pero en ocasiones me es inevitable no pensar que pude haber hecho más y que hubiera pasado si hubiera actuado de una manera distinta. Luisa parece estar muy contenta al saber que está embarazada, además del hecho de que trata de aguantar firmemente las nauseas que tiene en muchas ocasiones, supongo que eso es una buena noticia. Tengo muy en claro que Luisa seguía resintiendo lo sucedido con el primer bebé, aun seguía triste, pero actuaba fuerte delante de mí, no es que yo necesitara que ella guardara su dolor, pero al parecer ella considero que eso era lo más prudente.

He de confesar que en unas cuantas ocasiones la encontré llorando por ese asunto, pero luego volvía a poner su mascara de estar bien, no es algo que en realidad estuviera bien desde mi punto de vista y también lo notaba con pequeñas acciones que tiene, como las pruebas de embarazo que tiene guardas en algunas partes del apartamento. Eso le descubría hace un tiempo, pero no me pareció prudente preguntar el motivo y cuando saco una del cajón prefería ocultar el hecho de que conocía eso para no preocuparla, ya que seguramente creería que deseaba una explicación extensa de porque había eso en casa. Ahora es diferente porque parece más feliz, es como si su felicidad fuera infinita, además del hecho de que luego de haber hecho la prueba de embarazo me obligo a salir de casa en medio de la noche para encontrar un lugar que le hiciera una prueba de sangre para estar completamente segura de lo que sucedía.

Y como yo estoy para complacer a mi esposa hice lo que quería, aunque para ser sincero fracasamos porque no encontramos ningún laboratorio abierto y es claro que todo tenía sentido en mi cabeza, pero no me pareció prudente molestar a mi esposa con mi opinión. Es obvio que esa prueba la hicimos al siguiente día y Luisa estaba molesta de que el tiempo no transcurriera rápido, aunque en realidad solo esperamos unos minutos, pero para mi esposa eso era una verdadera eternidad. La prueba de laboratorio obviamente confirmo lo que decía la prueba casera, obviamente Luisa estaba embarazada de cinco semanas lo que me llevo a hacer cálculos, y si no me equivoco creamos a nuestro hijo en nuestra luna de miel. Lo cierto de esto es que estoy sonriendo por la idea de ser padre, además de que ver a mi esposa feliz me hace a mí una persona muy feliz.

Termino de colocarme la camisa y salgo de mi habitación en busca de mi querida esposa embarazada, camino por el pasillo y la encuentro sentada en el sofá de la sala con un plato hondo sobre sus piernas mientras come muy animadamente. Debo de confesar que temo saber que está comiendo porque si me lo preguntan Luisa comienza a desear cosas extrañas para comer y lo cierto es que son combinaciones bastantes peculiares, por el momento no he dicho nada sobre esos extraños deseos porque temo ser pateado por mi hermosa esposa que cambia de humor con mucha facilidad en estos momentos. Me acerco tranquilamente a mi esposa y me siento a la par de ella con cuidado para no asustarla, ella me observa y yo le echo una mirada furtiva a su comida y para mi sorpresa solo está comiendo cereal azucarado, lo más normal que ha comido en varios días.

—Buenos días, cielo—la saludo y le doy un beso en la frente— ¿Cómo estás?

Hay una cosa que hay que destacar de mi esposa, ahora se levanta temprano lo cual me sorprendió la primera vez que lo note, pero supongo que es un buen hábito, aunque dudo que ella este completamente feliz por ello. Para mí es algo bueno, aunque no creo que lo sea para ella. Supongo que esa pequeña nueva rutina nos demuestra que varias cosas están cambiando a nuestro alrededor y creo que estoy bastante bien con este cambio, aunque no sea realmente partidario de los cambios extraños, bueno he de aceptar que yo también estoy cambiando.

Solo por tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora