Chapter 30

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Harry había tomado una decisión esa mañana. El sol aún permanecía oculto y mientras Ron estaba roncando, se puso la camiseta y salió de forma sigilosa de la habitación en dirección a la de Lyra. No le importaba mucho en ese instante si ella creía que su futuro estaba lejos de él, pues no pensaba lo mismo. Una parte de él cada vez que observaba a Albus sentía como si algo en el joven le recordase a ella, quizás era la forma tan arrogante en la que ambos alzaban sus cejas cuando conseguían lo que deseaban o la manera de cabecear indignados ante las peleas inmaduras de Sirius y Cassiopeia.

Quería aferrarse a esa esperanza, dónde quizás, todo lo que quería para si mismo existía en un futuro que debía construir dentro de una guerra.

Al posar su mano sobre la manija, esta se abrió de pronto y los ojos grises de Lyra le miraron con una sorpresa abismal, con labios entreabiertos y la respiración entrecortada.  El castaño aprovechó aquel momento para tomarle de la cintura y adentrarse en su habitación, cerrando la puerta tras él. No tardó mucho en tomar su mejilla con la mano libre y acercar sus labios para besarle con una fuerza que terminó por arrancar un suspiro desde lo más profundo en Lyra.

La pelinegra enredó sus dedos en el cabello de Harry quien comenzaba a subir sus manos lentamente por su cintura, las sentía tibias, pero firmes en su decisión de acariciarle cómo hacía tiempo había deseado.

Harry escuchaba su respiración entrecortada mientras sus labios dejaban rastros en su cuello, mordisqueaban y exhalaban. Había logrado dejarle cuidadosamente sobre la cama, quería tenerle y sabía que ella deseaba lo mismo, todo su cuerpo se arqueaba para encontrarse con el suyo y el recuerdo de las noches que habían estado juntos se arremolinó en su estómago, dándole una sensación calurosa y llena de deseo.

- Lyra, ¿crees que...? ¡Ay joder! - soltó la voz de Cassiopeia que se había quedado boquiabierta mientras que retrocedía con los ojos abiertos en sorpresa.

- Cass - susurró Harry mientras se levantaba de un tirón - Nosotros...

- Lo siento - ella miró de uno a otro con el rostro lleno de vergüenza para luego desaparecer tan rápido como había llegado. Había corrido directo a la habitación de Albus dónde se encontró también con Sirius que le miró preocupado.

- ¿Por qué vienes tan pálida? ¿Le ha pasado algo a mamá? ¿Por qué no la has traído contigo? - preguntó Sirius mientras se acercaba a su hermana.

- Pues...pues que mamá...y papá...

- ¿Papá? - saltó Albus - ¿Que tiene que ver papá en esto? ¿Le ha pasado algo? ¿Han huido?

- No, peor - Cassiopeia tuvo que sentarse durante unos instantes.

- Joder Cassiopeia, habla de una vez. ¿Que ha pasado con ambos? - instó Sirius ya de nervios mientras la miraba.

- Yo...he llegado y pues...que ambos estaban...a punto de...ya sabes...

La carcajada de Albus se escuchó estruendosa sacando a Cassiopeia de su ensimismamiento. Sirius por su parte respiró aliviado mientras reía con su hermano. Una expresión indignada comenzó a dibujarse en el rostro de Cassiopeia mientras que acrecentaba las risas en ambos Potter.

- ¿De que se rien? Par de idiotas - gruñó ella.

- Que solo faltabas tu para encontrarlos en esas - respondió Albus con el rostro sonrojado de la risa  - Sirius siempre lo hace, a mi gracias a Merlin solo me ha sucedido un par de veces, pero, ya ves. Mamá y papá no pueden evitar andar morreandose.

- Eso es bueno, ¿no? Al menos podemos estar seguros que en algún momento podremos nacer - afirmó Sirius.

- Si siguen como los encontré ahorita, naceremos dentro de poco - se quejó la menor - Iugh, que asco. Encontrar a mamá y papá en plena cochinada.

Los Merodeadores - El último CaminoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora