La mansión Thorngood había permanecido sola, aunque algunos miembros de la Orden iban y venían, todos estaban ahora más ocupados en contener el desastre que la muerte de Lyra Potter había causado. Parecía que ahora, la esperanza de algunos había desaparecido frente a la noticia de que la única persona que quizás podría salvarlos ya no se encontraba entre ellos.
Leo Black permanecía la mayoría del tiempo fuera y aunque Annabelle veía todo realmente sospechoso, se había limitado a permanecer en silencio. Dorothy la elfina que Kreacher había dejado en su lugar, dejaba servida todas las noches una porción de estofado que permanecía caliente de forma mágica hasta que Leo llegaba. Regulus por otro lado, si había tomado la firme decisión de encarar a su sobrino de todas formas, tal cual lo había hecho Alphard una vez con él.
- ¿Se puede saber de dónde vienes? - preguntó Regulus mientras caminaba hacia la cocina. Leo suspiró y no respondió - Son tiempos difíciles como para que desaparezcas así.
- No tengo quince años, tío. Puedo tomar mis propias decisiones y sobretodo salir a la hora que se me antoje - los ojos grises de Leo se toparon con los de su tío quien le miraba con molestia - Lo siento, es solo que no son los únicos con algo que hacer.
- Tu madre está preocupada aunque no lo diga. Por ti y por los chicos. Sirius ha dicho que tienen a Cassiopeia oculta, pero nadie más sabe dónde se encuentra - el hombre se sentó frente a él haciendo que le mirase - Tu pasas mucho tiempo con ambos.
- Son mis sobrinos, ¿que acaso tú no pasas mucho tiempo conmigo? - bromeó Leo aunque aquello no pareció entretener a Regulus - Tío, ellos necesitan de mi ayuda y no pienso dejarles solos.
- Eso puedo entenderlo pero, ¿por qué parece que están en una misión secreta? Perteneces a la Orden, si comenzamos a mantener secretos podría ser perjudicial para todos, sobretodo para ellos tres.
- Los mantendré a salvo. Crecí con Lyra, se cómo cuidarme y sabré muy bien como cuidar de mis sobrinos - afirmó con total seriedad - ¿Sabes que fue lo último que me dijo mi hermana? Que habría deseado que yo conociera a mi padre, porque seguro se sentiría orgulloso de mi - los ojos de Leo se tornaron cristalinos aunque mantuvo su expresión firme ante Regulus - Debí saber que se estaba despidiendo y sobretodo debí detenerla, era mi trabajo.
Regulus le observó mientras permanecían en silencio durante un rato. Leo tenía el parecido de su madre, pero sus expresiones e incluso la forma en la que sonreía era la misma de Sirius. Sabía de primera mano que Leo evitaría llorar a toda costa, siempre había sido un joven de carácter fuerte y determinado aunque solo se dejaba ver blando ante su hermana, la única por la cual se dejaba besuquear el rostro y ser abrazado como si fuese un crío.
- No era tu trabajo y ella no habría permitido que le detuvieran, hizo lo que creyó necesario y no es tu culpa. Así que deja de martirizarte.
Leo suspiró y asíntió lentamente. Había algo que tenía que hacer y ese, era su último día allí, quizás la última vez en aquel momento. Extrañaría el estofado de Dorothy y los abrazos de su madre, también las conversaciones con su tío Regulus quien se preocupaba demás por él aunque no lo necesitase la mayoría del tiempo.
- Lamento que te hayas perdido de tener tu propia familia por cuidar de la de tu hermano, tío.
Los ojos de Regulus se abrieron en sorpresa y negó rápidamente. Una sonrisa atravesó sus labios mientras juntaba sus manos sobre la mesa.
- ¿En serio crees que me sacrifiqué por cuidarte? No es así Leo - la sonrisa de Regulus se amplió - No conocí a tu hermana sino hasta que era una adolescente, una que realmente era muy autosuficiente. A ti tuve el placer de cuidarte y realmente no me arrepiento de eso.
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Los Merodeadores - El último Camino
FanficEl que no debe ser nombrado no es la única amenaza del mundo mágico. Alguien tan despiadado como él desata el caos en un continente diferente, esparciendo el mal. Muy pronto ambos destinos están por encontrarse, pero Harry Potter y Lyra Black serán...