Chapter 4

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- Mamá - llamó de pronto la voz, sin embargo suspiró y corrigió su error rápidamente - Lo siento. Lyra.

- Descuida - le restó importancia la joven quien de pronto abrió sus ojos sorprendida mientras se acercaba - Cassiopeia, tu cabello...

- He decidido cortarlo un poco y hacerlo más llamativo, ¿que tal me va este tono? - preguntó con una media sonrisa. Lyra aún observaba aquel azul oscuro que relucía como si fuese fuego, Cassiopeia llevaba el cabello por sus hombros y sus ojos parecían brillar como si de una travesura se tratase - Es un color que sirve para camuflarse en la noche, además, así no nos parecemos tanto, ¿no crees?

Lyra esta vez sonrió sincera y se mordió el labio divertida. Siempre había deseado hermanas y aunque Cassiopeia eventualmente parecía hablarle como si viese en ella a su madre, le encantaba pasar tiempo con aquella atolondrada chica. Intentaba buscar algo de Harry en ella, quizás una pequeña esperanza que pudiera rescatar pero no lograba hacerlo, quizás no había nada que ver más allá.

- Walburga va a pegar un grito de muerte, Cass.

- Oh no, no. Ella fue la de la idea del color. Dice que así no me confunde todo el tiempo contigo - dijo con tranquilidad - La verdad, Walburga puede ser un buen prospecto de abuela de vez en cuando, pero no le dura mucho así que mejor no acostumbrarse.

- Suenas como mi padre - suspiró con nostalgia mientras sonreía hacia ella - ¿Puedo preguntar algo? No creo que afecte en el futuro.

- Eso depende. Pero, puedes intentarlo.

- ¿Soy una buena madre para ti? Quiero decir, no parece que haya logrado hacer lo que sea por ti para que estés a salvo - Lyra le miró fijamente y Cassiopeia se acomodó para verle mejor. Aquella tarde parecía calurosa y la cocina emanaba un calor soporifero de uno de los calderos dónde Lyra revolvía una poción.

- ¿Te preocupa no ser una buena madre? - preguntó Cassiopeia algo sorprendida - De todas las cosas que pensé que me preguntarías, definitivamente esa no me la esperaba. Debería ser tu mínima preocupación ahora.

- No, en serio quiero saberlo. ¿Tienes padres amorosos? Parece que has crecido bien, pero...tu futuro...yo...yo a veces me quedo despierta pensando en ello. Pensando en como puedo evitar que tengas un futuro tan terrible - suspiró Lyra - Hay noches dónde te escucho, te escucho gemir como si algo te doliera, como si estuvieras sufriendo. Evitó entrar aunque deseo hacerlo pero parece que es algo que no quieres que sepa.

Cassiopeia bajó su mirada y aunque quiso llorar, se mantuvo en una pieza. El rostro de Zeus aparecía en sus pensamientos constantemente, como un fantasma. Se culpaba por su muerte cada noche, cada día. Se arrepentía de jamás haberle dicho cuánto le amaba y estaba segura que jamás sentiría algo así por nadie más. Zeus DeVilliers era la misma imagen de su padre y aunque sabía que no eran la misma persona, no podía evitar observarle, admirarle y querer sentir sus abrazos solo una vez más.

- Todos perdemos algo, pero puede que regrese de la manera que menos pensamos algún día - le dijo Cassiopeia mientras le daba una ligera sonrisa - Me preguntas si tengo padres amorosos. De hecho tengo unos padres que parecen estar llenos de azúcar. Tu y papá me han sobreprotegido casi toda mi vida, de hecho toda la familia. Eres la mejor madre que pueda existir y siempre me has mantenido a salvo - la joven le dió unas palmaditas amistosas a Lyra en el hombro antes de continuar - excepto por aquella vez que me dejaste caer de la escoba, ameritó dos días en el hospital. Pero no te preocupes, ya venía así de loca desde mi nacimiento. ¿Puedes culparme? Mira la familia de la que venimos, fiuf. Amiga, la lotería de la locura ha abierto sus puertas y nos hemos llevado todos los tickets ganadores - Lyra cabeceó divertida aunque un respiro aliviado le hizo relajarse un poco. Había algo más que preguntar, pero sería muy invasivo, casi privado - ¡Eh! Mira he aprendido a conocer a mi propia madre, hay algo más que te preocupa. Creo que se lo que es. Amor, ¿no es así? Pero que eso no te quite el sueño, te he dicho que tengo padres amorosos. ¿Crees que te casarías sin estar enamorada? Eso no seria muy digno de ti. Además es imposible no notarlo cuando tus padres se la pasan besuqueandose por toda la casa. Iugh. A veces es tierno, otras veces, no tanto.

Los Merodeadores - El último CaminoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora