Chapter 49

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El retorno a Grimmauld Place había sido sencillo, algo que a Lyra le parecía un mal presagio. La mano de Albus tomó la suya todo el tiempo y una parte de ella se sentía segura, tranquila de cierta forma. Cómo habían acordado, antes de partir habían dejado ver la supuesta imagen de Harry por el pueblo de Salem, para lograr despistar un poco y dar aún más tiempo.

Al llegar a la mansión Black, el primero en arrojarse a abrazar a Lyra fue Harry, seguido de Annabelle quien los mantuvo a ambos en aquel gesto durante unos cuantos segundos.

— ¡Claro y yo estoy pintado! Te recuerdo Harry que te cambiaba los pañales y a ti Annabelle que estamos casados. No que eso importe claro, pero también soy el padre de tus hijos — soltó Sirius mientras se quitaba la capa.

— Eres tan idiota, pelo de escoba — susurró Annabelle luego de abrazarle y dejar un beso en sus labios. Aquel suspiro aliviado le había dejado saber que ella había estado preocupada todo ese tiempo — Sirius, la trajiste sana y salva.

— Te lo prometí, ¿no? Aunque, Al hizo la mayoría del trabajo — Sirius palmeó su espalda orgulloso — ¿No es así, hijo?

Lyra miró hacia Albus con una expresión amable y le tomó del brazo acercándolo a Harry.

— Tienes un hijo demente.

— ¡Ah! Ya comenzaste a conocerlo mejor — saltó Jace — No solo es flacucho y amargado, también está loquito.

— ¡Cállate Sirius! — gruñó Al — ¿Dónde está Cass...?

La respuesta llegó con un abrazo que casi lo deja en el piso y un montón de besos en el rostro. Harry y Lyra intercambiaron una mirada llena de duda. Ambos observaron la mirada de Cassiopeia llena de amor y emoción, sobretodo de tranquilidad, y la sonrisa de Al mientras la sostenía entre sus brazos.

— ¿Por qué tienes una herida en tu rostro? — le tocó ella delicadamente — ¿Los han atacado?

— Es una larga historia, Cassie — dijo Al con suavidad — Pero todos estamos bien.

Los ojos grises de Cassiopeia se fijaron en Apolo quien solo suspiró cansado. Había algo en su expresión que no solo era exhausta sino llena de molestia. Para sorpresa de todos, Lyra tomó al joven del brazo y lo arrastró hacia la cocina, dejando a Harry e incluso a Albus con el rostro confundido.

— Agradezco que si se van a morrear en la cocina, al menos sean discretos — soltó Walburga deteniendolos — no quiero un baño de sangre en esta casa por culpa de las hormonas de adolescente que se cargan.

— Abuela. Pensé que te agradaba verme sana y salva.

— Por supuesto. Pero no esperes la efusividad que parecen tener todos, de cualquier forma se la clase de mujer que eres. Sabía que llegarías en una pieza querida — le dijo con una media sonrisa orgullosa — Recuerda mis palabras Lyra. No quiero espectáculos.

Lyra rodó sus ojos y sonrió mientras se cruzaba de brazos para mirar a Apolo quien no había dicho nada desde la salida en Ilvermorny.

— Se que no estás bien Apolo. ¿Te recuerdo que te conozco más que bien?

— Da igual. Lo que importa es que Niké ahora está libre de mi padre — dijo sin más mientras se daba media vuelta pero Lyra lo detenía — ¿Qué deseas Lyra? No quiero hablar contigo ni con nadie en este momento.

— Se que no, pero necesitas hacerlo. Tu y yo estamos juntos en esta guerra. En ambas guerras, ¿no es así?

— Lo estoy, estoy contigo a dónde sea que vaya pero, ¿sabes lo difícil que es sentir que defiendo un futuro que no me pertenece? Tu...

Los Merodeadores - El último CaminoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora