Chapter 12

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- Si me sigues mirando de esa forma pensaré que te has enamorado de mi y créeme, no quieres eso.

Cassiopeia observaba a Alan desde el otro lado de la biblioteca aquella mañana. El era observador y aquellos ojos azules que llevaban casi dos horas plantados en ella, se acercaron más.

- Para nada. Las mujeres de la familia Black no me atraen en lo absoluto. Lyra por ejemplo no tiene ni una pizca de sensatez en su cuerpo, ¿saldrías con alguien así? Es mi mejor amiga y la amo, pero no es material de novia - bromeó con ella.

- Ni que lo digas - suspiró mientras llevaba otro libro a su lugar. Cassiopeia no se concentraba en los pensamientos de Alan, realmente parecían estar en un lugar donde daba mil vueltas a una conversación con Jacob y no quería estar dentro de aquello.

- Pobre de tu padre.

- Pff. Está coladito, tanto que ni te imaginas - ella se giró y sonrió divertida - No vas a sacarme nada al respecto. Mis labios están sellados.

- Te pareces mucho a Lyra. Debe ser por eso que no puedo descifrar quien es tu padre y eso que soy muy bueno analizando a las personas - se quejó - ¿Puedes decirme porque tú padre no se ha interesado en buscarte?

- Es complicado. Si de el dependiera no estaría aquí, de hecho cuando se entere quizás se quede sin progenie.

Apolo entró y de un solo movimiento de su varita acomodó todos los libros mientras Cassiopeia se giraba hacia él indignada.

- ¡Eh! ¿Por qué has hecho eso?

- Porque se que le andas dando largas a nuestra práctica.

Alan se giró hacia Apolo quien sonrió divertido al ver la expresión indignada de Cassiopeia quien mantenía sus labios en una línea y el ceño fruncido. La pelinegra le había huido toda la mañana e incluso se había resguardado en la habitación del bebé por un buen rato.

- Para ser un miembro de la Hermandad, eres bastante floja - alzó una ceja Apolo hacia ella, que solo pudo soltar un suspiro cansado - Debes mantenerte en forma. ¿Tu que dices Alan?

- Opino que tienes razón - el rubio caminó hacia ella y tomó su brazo - Lyra ya nos ha contado que tienes la runa del devastador. ¿No te molestan por eso? - aquella pregunta de Alan era curiosidad y ella solo se limitó a tapar con el suéter aquella marca.

- Es complicado - suspiró - pero, siendo hija de quién soy no creerás que me dejó joder tan fácil.

Lyra que estaba entrando se cruzó de brazos y miró a cada uno con una expresión algo intrigada.

- Cassiopeia, ¿que van a decir nuestros invitados? Tu vocabulario me deja saber que no cuidaré mucho de mis palabras frente a ti - guiñó hacia Alan - Aunque para tu consuelo, mamá me llevaba con ella a sus entrenamientos, ¿puedes imaginar todos esos tipos soltando palabrotas? ¡Gracias a Circe que no tengo boca de traficante de snuffles! Eso sí sería terrible para unas damas tan refinadas como nosotras. Por cierto, ¿por qué no estás entrenando?

- ¿Debo hacerlo? Yo no...

Apolo y Lyra se acercaron hacia Cassiopeia y se quedaron frente a ella durante unos segundos solo observandole. La chica que ahora habia cambiado su cabello a uno rojizo, soltó un bufido.

- Las reglas para estar aquí es que debes entrenar. Estamos bajo la alerta de que en cualquier momento los Mortífagos o los de OMEN vendrán, y aunque espero permanezcas fuera del peligro, existe una posibilidad de que debas defenderte - explicó Lyra con calma.

- Ma...Lyra. En serio no necesito entrenar. Ya he tenido mucho de eso en mi tiempo. Te recuerdo que también soy de la Hermandad - el tono lleno de reproche solo le causó gracia a Apolo quien miró a Lyra y alzó una ceja.

Los Merodeadores - El último CaminoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora