Chapter 46

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Albus recordaba muy bien la sensación de la primera vez que había visitado Ilvermorny de la mano de su madre a quien siempre había idolatrado y admirado. Sabía que ella había estudiado allí, muchas de sus maravillosas y divertidas historias provenían de sus primeros años recorriendo aquellos pasillos, sin embargo, aunque la adoraba y quería seguir sus pasos, la idea de no asistir a Hogwarts se le hacía deprimente.

Sirius no había asistido con ellos, en su lugar ahora estaba con su padre en el Ministerio, probablemente sacándole de sus casillas como solía hacer con sus travesuras. En ese momento, su madre había sido la ganadora cuando apostaron sobre quién se llevaría a quien mientras ambos estaban terminando el desayuno.

— ¡Que suerte que me hayas tocado tu mi dulce Al! — dijo ella aliviada y Albus había sonreído de la misma forma mientras le miraba — Adoro a todos mis hijos por igual pero, hay cosas importantes que debo hablar hoy y no puedo tener siempre un ojo sobre tu hermano. ¿Quieres apostar? Te aseguro que tu padre llegará antes a casa, Sirius suele ser muy travieso cuando se lo propone.

Ahí estaba su madre, como siempre tan sincera y dulce. Se le hacía raro que todos la mirasen como si fuese una especie de ogro, como si aquel respeto fuese en parte terror.

— ¿Sabías que tu hermano no quiere asistir a Ilvermorny? — le preguntó mientras se detenía en medio del pasillo y le acomodaba la túnica — De cualquier forma, me sentiré más tranquila que estén en Hogwarts.

— ¿No estás molesta mamá?

— En lo absoluto — sonrió ella dejando un beso en su mejilla — ¿Por qué habría de estarlo?

— Tu viniste aquí — respondió como si fuese obvio y ella hizo su usual gesto de rodar los ojos y sonreír de medio lado.

— También fui a Hogwarts al igual que tú padre y fue mi casa por ese poco tiempo, una casa que espero, tu y Sirius puedan acoger cómo suya. Tu padre al igual que yo estaremos muy felices de lo que decidan — Albus le vio suspirar aliviada — Cuando era niña, escuchaba de mamá las maravillosas historias de Hogwarts y anhelaba ir allí, aunque eso no se lo he dicho a nadie. Ahora eres el único que lo sabe además de mi. Ilvermorny fue mi primer hogar, pero Hogwarts es parte de nuestro legado también.

— Estoy nervioso mamá, ¿que hay si no le agrado a la gente de aquí?

— Pues me sentiría orgullosa, tampoco le agrado a muchos aquí, así que no sería nada nuevo — le guiñó — De tal palo, tal astilla, ¿no es así? Te parecerás mucho a Harry, querido, pero llevas más sangre Black en tus venas de las que cualquiera puede imaginar.

Lyra sabía cómo calmarle y lo había logrado. Respiró aliviado y se fijó en la estatua que se erigía fuera, cerca de la fuente. Aquella imponente figura le recordaba de cierta forma a la mujer a su lado, pero no podía ser. Conocía las historias de aquella mujer que había fundado Ilvermorny y la había defendido a toda costa.

¿Que acaso su madre no había hecho lo mismo según las historias del tío Regulus?

— Tienes la mano fría — dijo Albus en el oído de Lyra y ella suspiró — No tienes porqué estar nerviosa.

Todo el grupo caminaba por el pasillo y algunos estudiantes que estaban rondando, les miraban con sorpresa, otros con recelo. Albus sintió la mirada de Lyra sobre él y sonrió tranquilizandole, había una especie de camaradería entre ellos y era algo que extrañaba de su tiempo.

— ¿Cómo puedes estar tan tranquilo? — preguntó ella — Siento que aunque no tenemos nada por lo cual ser juzgados, vamos directo al matadero.

— Mi madre una vez me dió un consejo. Siempre ir con la frente en alto, solo nosotros somos dueños de nuestra propia verdad — recitó y ella exhaló un poco aliviada.

Los Merodeadores - El último CaminoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora