Chapter 1

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Dejar Hogwarts se había sentido como dejar el único lugar que le hacía sentir protegido pero quizás, solo se debía a la presencia de Albus Dumbledore en aquel lugar. Ahora que no estaba, nadie sabía con certeza que era lo que les deparaba y parecía que su sola ausencia era un desconcertante desierto.

- Oh, aquí estas.

Harry se giró a ver la voz que le había llamado. Solo habían pasado un par de semanas desde que había regresado de Hogwarts y aquella casa de campo le parecía una cárcel más que un hogar sobretodo porque la ausencia de Lyra era dolorosa. Cassiopeia le sonrió con dulzura y se paró junto a él observando hacia afuera de la ventana.

- ¿En serio debes irte también? ¿Te lo ha ordenado Lyra? - preguntó sin mirarle - ¿Acaso fue Apolo?

- Harry - susurró ella y está vez se plantó frente a él - no pienses eso - Cassiopeia plantó sus ojos grises en los verdes de él y le tomó el rostro con delicadeza - Debo irme. Son muchas cosas las que me hacen pensar que no debo estar acá, pero no es porque alguno me haya dado la orden de hacerlo.

- ¿Entonces porque debes irte? - preguntó con seriedad - Estarás segura con nosotros y...

Cassiopeia sonrió y aquella expresión en su rostro se le hizo familiar. ¿Acaso sería de Apolo? Harry odiaba no poder descifrarlo y le carcomía no saber con certeza quien era el padre de aquella joven frente a él.

- A veces puedo ver la tristeza con la que me ves, Harry. No quiero seguir haciéndote más daño - dijo ella con suavidad - Parecerme a mi madre es un problema ahora más que una ventaja y entre todas está saber, que cada vez que me observas solo la ves a ella y eso solo te rompe el corazón.

El muchacho de anteojos suspiró y tomó las manos de Cassiopeia con delicadeza y las separó de su rostro pero las mantuvo entrelazadas con las suyas. Ella podía sentir la tristeza, aquel sentimiento de perdida que Harry arrastraba consigo. Quería consolarlo, abrazarlo y decirle que todo estaría bien. Que aquel miedo el cual le perseguía constantemente no era más que una simple treta de sus propios pensamientos. Entonces aquel hombre que conocía como su padre de pronto pareció estar frente a ella, lo extrañaba y deseaba abrazarle para no dejarle ir.

- Te pareces mucho a ella, es cierto. Pero no es por eso que te pido que te quedes. La verdad es que me he encariñado contigo - dijo Harry mientras sonreía hacia ella - Es bueno tener una cara familiar que de pronto encuentre algo gracioso que decir ante tanta desgracia. Además, ya no tendré con quién hablar de Quidditch - Cassiopeia sonrió y palmeó la espalda de Harry de forma amistosa para luego abrazarlo con fuerza. El joven de anteojos se aferró a ella de la misma forma y sintió como Cassiopeia comenzaba a sollozar en su pecho, como si estuviese reteniendolo por mucho tiempo. Harry acarició su cabello y aquello pareció incrementar su llanto sin embargo, continuó intentando confortarle hasta que sintió como comenzaba a apaciguarse - A veces Cassie, las cosas no terminan como esperamos y eso no está mal del todo. Siempre tendremos una oportunidad más de intentar hacerlo mejor. No hay que darlo todo por perdido.

- ¿Que pasa si nada mejora? - ella le miró y por un instante sintió como si fuese solo una niña pequeña la que hiciera aquella pregunta y algo dentro de él se removió - ¿Que hay si no vuelvo a casa? ¿O que pasaría si vuelvo y todo está peor? Aquí...aquí de cierta forma tengo a mi familia, aquí todos...yo no resistiría saber que perdí todo lo que más amaba y mi hermano el prometió venir por mi cuando todo...pero aún estoy aquí. Eso solo quiere decir que las cosas en casa están peor.

- Si de verdad tu hermano prometió venir por ti, lo hará y estoy seguro que todos intentarán resolver lo que sea que suceda, ¿de acuerdo? - Harry limpio el rostro de ella de cualquier rastro de lágrimas - Ahora, mantente en una pieza que no resisto verte llorar. Dime una cosa, ¿irás con Lyra?

Los Merodeadores - El último CaminoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora