13

164 16 0
                                    

¿Quién es el traidor aquí?

La mujer de cabellos blancos cabalga uno de sus caballos de pelaje negro, que contrastaba con su figura

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

La mujer de cabellos blancos cabalga uno de sus caballos de pelaje negro, que contrastaba con su figura. A la rapidez que iba, solo su cabellera era apreciada desde una distancia hasta llegar a un pequeño templo escondido en el bosque. Una estructura de piedra no grande de lo que se esperaría de un templo, en el medio había una majestuosa fuente que brillaba desde a fuera. Una estatua de la diosa se había erguido hacía tiempo cuando los humanos eran politeístas. Tomó una botella que tenía, la llenó con el agua bendita de la fuente, sabía que la iba a necesitar.

Continuó hasta llegar a la campaña imperial oriental, pasó directamente hasta donde estaba el emperador Sovieshu.

—Has venido, sin ti esos traidores nos hubieran emboscado exitosamente.

—De nada, no te preocupes porque no tienen los recursos suficientes por el engreído y canalla de Heinley. No os derrotarán, he traído el agua bendita para la princesa.

—No sabes cuánto te agradezco todo lo que estás haciendo por todos, nosotros.

—Tú sabes que no es nada.

Se quitó por fin su capucha, dando a conocer su verdadera identidad y por fin librándose de estar fingiendo ser alguien que simplemente no era. Todo esa presión que tenía sobre sus hombros se desvaneció en cuanto esta guerra ocasionó, ya había completado su trabajo y podía ser liberada de esa carga tan pesada que la consumía desde hace tiempo.

—Iré a ver a la princesa, hablamos luego.

Sonrió antes de despedirse de él, dirigiéndose a la otra tienda de campaña en la que la princesa descansaba con una fiebre causada por una enfermedad que la afectó desde nacimiento. Recordaba cómo siempre tuvo que quedarse dentro del palacio por miedo a que se enfermara de gravedad como la última vez, que casi perdió su vida. A medida que ella iba creciendo, pudo sobrellevar algunos aspectos pero no todos. Era capaz de salir a los jardines y todo pero no del área del palacio, estaba prohibido para ella.

Su hermano era todo lo contrario, muy alegre y vivaz. Fuerte y valiente desde que era pequeño, le encantaba las armas y era un gran talento en ellas.

—Navier, ¿cómo se encuentra la princesa?

—Bien de momento, los médicos dicen que no mejorará a menos que alguien trajese agua bendita.—comentó.

Afrodita sacó un frasco con un agua de color opaco, que brillaba de colores y que tenía aspecto de agua bendita. Le dio de beber el agua a la princesa, que lentamente fue recobrando la consciencia y su tono de piel volvió a la normalidad. Para ver si los efectos habían sido verídicos, le dijeron a la princesa que caminara y tratara de ponerse de pie y saltar o abrazar a su madre. Pudo hacer todo sin sentirse mareada o debilitada, ¡Había sido curada!

Navier no podía contener su felicidad y agradecimiento a Afrodita por lo hecho, aunque su hija no entendía lo que estaba pasando y porque su madre lloraba.Nunca comprendería esto porque estaba fuera de su alcance, iba mucho más allá en el tiempo. Durante la última celebración de Año Nuevo...

Flashback

—Su majestad, ¿de qué asunto se trata?

—Nadie nos puede oír aquí, no te preocupes por el momento Afrodita.—dijo haciéndole bajar un poco la guardia.—¿Como va todo en Occidente?

—Como planeaba, van a declararos la guerra y atacaros cuando menos os lo esperéis. Piensa que su plan va bien y que yo os he traicionado mi emperador.

—Ingenuo, no sabe con quién se mete.

Comentó Sovieshu, hablaron sobre algunos aspectos importantes más de su proyecto y se dieron un gran abrazo para después darse un beso. Sus miradas estaban conectadas, dos personas enamoradas entre ellas y que estuvieron separadas por mucho tiempo. Demasiado que casi los hacía volverse locos, seis años era un largo período de tiempo en el que tuvieron que fingir ser enemigos y nemesis por lo tanto para que la verdadera razón de todo no saliera a la luz. A ella le gustaba salvar al mundo cuando se le daba la oportunidad, cuando supo que podría caer el mundo...haría hasta lo imposible de protegerlo de cualquier peligro o amenaza que pudiera.

—Se siente tan bien aunque esté mal.

—Esa es la adrenalina y prueba de amor que nos une. Nos hemos sacrificado el uno por el otro y nadie nos detendrá.

—Claro que no Sovieshu.

Fin del flashback

Os preguntaréis cómo ocurrió toda esta locura tan bien planeada que arruinó muchas vidas y terminó con muchas otras, fue cuando Afrodita visitó Occidente antes de volverse concubina del emperador Sovieshu. Se integró bastante bien en la sociedad de dicho país, era famosa por su belleza e inteligencia, también por su talento en el combate que hasta el rey oyó de ella, bueno, más bien el hermano del rey, el joven príncipe Heinley. Un día mientras paseaba por las calles oyó algo que no debía, dos personas que hablaban de suministros para la guerra que vendría. Se sorprendió al escuchar eso, pensó que tal vez era una paranoia. Sus sospechas se confirmaron cuando fue reclutada por el príncipe para ser unos de su espías y recolectar información sensitiva sobre Oriente.

Obtener la información que los destruiría finalmente, ella no sabía la razón por la que pensó que traicionaría a su patria. Tal vez por la muerte de su madre y la infame reputación de su padre, además del escándalo que rodeó su preadolescencia.

Pero ella le parecían más que absurdas las razones que daba el príncipe para este gran cataclismo, sin embargo, ella fue más inteligente e informó a su soberano de ese entonces, su amigo Sovieshu. Se convirtió en su concubina por además de amarlo, que hubiera una excusa para las largas noche en las que se pasaban planeando la venganza por la violacion del tratado de paz que había en ese tiempo.

Y por otras diversas razones terminó siendo la espía e informante de dos bandos contrarios, básicamente, estaba entre la espada y la pared por años hasta ese momento que la liberaron en sí.

—Astrid, si que te pareces a tu padre. Eres igual a él pero con la personalidad de tu madre.—comentó Afrodita.—Eres perfecta como me dijo.

—Eres perfecta como me dijo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
𝘼𝙁𝙍𝙊𝘿𝙄𝙏𝘼 𝘿𝘼𝙉𝘼𝙄𝙎  ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora